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Reportaje:Natación | Campeonatos del Mundo

Manaudou nada sola

La estrella francesa conquista su primer oro de forma incontestable en los 400m libre

Diego Torres

Fuera de las piscinas, a Laure Manaudou no le gusta el ruido. Habla poco, se relaciona mal. Es una chica introvertida. Dentro del agua, odia la turbulencia. Para evitarla, prefiere arrancar sin ahorrar gasolina. A fondo. La táctica siempre es igual. Empieza con todo y cuando se queda sola al frente de la carrera se deja llevar. Ayer aprovechó el primer largo para sacar un segundo a todas sus rivales. Se quedó sola y nadó como a ella le gusta. Este es un lujo que muy pocos atletas se pueden permitir. Manaudou es un caso excepcional.

Sólo la estadounidense Katie Hoff intentó pegarse a su aleteo a menos de un segundo. Hoff es una de las primeras figuras de la natación mundial. Su compatriota, Kate Ziegler, es la gran promesa del fondo estadounidense. Muchos la vocean como la heredera de Janet Evans. El hecho es que ayer Manaudou las barrió con diez brazadas. Se despidió en 20 metros y dominó la prueba con el autoritarismo grandioso de los deportistas predestinados.

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"Me gusta salir fuerte porque creo que así le doy un palo psicológico a mis rivales", declaró a la televisión francesa, al salir del agua. Manaudou nadó tan sola, tan falta de referencias, que resultó perjudicada. Se le vio en la expresión de enojo que reveló cuando tocó la última pared y se quitó las gafas. No estaba conforme con el tiempo. Nada menos que 4m02,61s, la segunda mejor marca de todos los tiempos. Se quedó a 47 centésimas del récord mundial. Su propio récord, el que estableció el año pasado en los Europeos de Budapest (4m02,13s).

"Quería nadar más rápido", dijo, decepcionada; "quería batir el récord. Pero no está mal. Ahora que he defendido mi título podré continuar con la competición más relajada".

Manaudou no recortó su récord pero nadó gran parte de la carrera al ritmo adecuado para conseguirlo. Su proeza dejó boquiabierto al público de Melbourne. A medida que avanzaba y el marcador anunciaba sus tiempos, la multitud lanzaba exclamaciones de asombro. Hacia los 300 metros, sin embargo, la francesa comenzó a ir por detrás del cronómetro de plusmarca. Estaba tan aislada al frente del pelotón, tan abandonada a su propia concentración, dando brazada tras brazada, que perdió referencias. La desorientó su propia superioridad.

Sólo la polaca Otylia Jedrzejczak y la japonesa Ai Shibata aguantaron a la estela de Manaudou. Siempre a unos dos segundos. Más o menos el tiempo que les sacó en los primeros 50 metros. La francesa mantuvo la ventaja hasta el final antes de colgarse uno de los oros más cantados de los Mundiales.

Laure Manaudou, de 20 años, se presentó en Australia con uno de los programas más cargados de los campeonatos. De entrada, se dispuso a competir en más carreras que Phelps. Pero ayer renunció a lanzarse a la piscina en los 200 estilos. Tras imponerse en los 400 libre le quedan siete carreras. Su objetivo está a la altura de su prestigio. Quiere ganarlas todas. "No lo ha conseguido nadie", dijo; "y me hace ilusión. Desechar los 200 estilos me permitirá estar fresca para continuar a buen ritmo con lo que resta. Pero tampoco me obsesiono. Mis metas son a largo plazo".

"Esta carga de trabajo que tengo no me resulta nueva", apuntó; "luego, hago una elección según mis prioridades. Resolví no nadar los 200 estilos para concentrarme en batir el récord del mundo en los 400 libre. He preparado esta carrera con mucha dedicación y el resultado se ha visto en la piscina".

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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