Nada que negociar en Leganés
El jefe del GEO relata que la única opción posible era sacar a los terroristas con gases lacrimógenos
Una madrugada de hace ya década y media, un policía destinado en el País Vasco abandonó su casa sin despedirse de nadie para no regresar jamás. A la mañana siguiente, un agente del GEO se despertó en su cama. Los servicios de información habían tenido conocimiento de que ETA estaba preparando un atentado contra el agente y decidieron urdir una operación de alto riesgo para capturar a los terroristas. Durante todo un año, el agente del GEO vivió la vida de su compañero amenazado. Hacía su mismo trabajo, frecuentaba los mismos bares, y cada noche, al volver a la casa que no era suya, aparcaba el coche que tampoco le pertenecía en un lugar determinado, bajo el control de sus compañeros en vela. Si se despistaban y ETA conseguía colocar la bomba, el agente del GEO se convertiría a la mañana siguiente en el propietario de la muerte de otro. Pero no fallaron. Detuvieron a tres etarras justo en el momento en que intentaban colocar en los bajos del coche del agente una bomba con dos kilos y medio de amonal y un dispositivo de péndulo de mercurio para hacerla estallar.
La sesión está a punto de terminar. El juez Gómez Bermúdez advierte a la sala de que el próximo testigo protegido es el jefe del Grupo de Operaciones Especiales (GEO) en abril de 2004. No se puede saber su nombre ni ver su cara, pero cuando empieza a declarar, el periodista reconoce su voz. Una tarde de hace unos cuantos años, durante un encuentro en el cuartel del GEO en Guadalajara, el agente le refirió la anterior historia. Lo hizo como declaró ayer, sin adornarse con palabras rimbombantes ni engolar la voz, con el mismo tono que el panadero habla de su trabajo o el electricista del suyo. De la misma forma que el 3 de abril, 15 de sus hombres se situaron en fila india en la escalera de acceso al piso de Leganés en el que los terroristas se habían hecho fuertes. Él, aun siendo el jefe, estaba en el rellano. También resultó herido por la explosión.
-Decidimos no entrar, sino todo lo contrario. Queríamos obligarles a salir con gases lacrimógenos. Volamos la puerta y les conminamos a voces para que salieran. Cuando hablaban entre ellos lo hacían en árabe y cuando se dirigían a nosotros, en castellano. Durante dos o tres minutos nos estuvieron diciendo: entrad vosotros, mamones, entrad vosotros. Luego nos dijeron que nos iban a enviar a un emisario, y les dijimos que bien, pero que saliera desnudo y con las manos en alto. A los pocos segundos, se oyó la explosión.
Uno de los policías de élite, el agente Torronteras, resultó muerto. Pese a todo, el entonces jefe se mostró convencido ayer de que aquella forma de proceder fue la menos mala. Contó el agente de forma concisa su forma de actuar. "Lo mejor siempre es entrar a por los terroristas. O bien por sorpresa, que no era el caso. O de forma escalonada, habitación por habitación, pero aquí tampoco se podía porque tenían explosivos y podíamos saltar por los aires. También pensamos en volar una pared, porque un agente de policía vivía en el piso de al lado y nos dio permiso, pero nuestra intención era detenerlos vivos. Por eso quisimos obligarlos a salir". De tratarse de otra operación, no hubiesen hecho falta tantas explicaciones, pero tratándose del 11-M... Algunos abogados intentaron todavía pillar en un renuncio al agente.
-¿Grabaron ustedes la operación?
-No.
-¿Por algún motivo en especial?
-Porque nunca las hemos grabado.
-Y en situaciones similares, no se utilizan psicólogos.
-Nunca antes hubo situaciones similares.
-¿Y no pensaron en negociar?
-Aquí no había rehenes, no había nada que negociar.
Hay investigaciones en las que los policías no tienen más remedio que darle hilo a la cometa, permitir que el sospechoso se mueva con cierta libertad, sometiéndolo a vigilancias esporádicas, una semana sí y otra no, esperando el momento en que el maleante en cuestión use su libertad para dar un paso en falso y entonces aprovechar y echarle el guante. Esa técnica tiene el riesgo de que la cometa se escape. El jefe del grupo de delincuencia internacional que declaró antes que el GEO reconoció que algunos de los presuntos culpables de la matanza del 11-M -sobre todo los que se reunían en el local de la calle Virgen del Coro- eran muy conocidos para sus hombres. Sabían de sus amistades, de sus reuniones hasta las tantas de la madrugada, de su radicalismo, hasta de su adoración por Bin Laden... El agente hizo equilibrios con el lenguaje para no tener que admitir por qué, conociéndolos tan bien, no se les detuvo antes. "Mi grupo era un grupo reducido, especializado, casi siempre al límite". Lo cierto es que, por aquel entonces, tanto la policía como la Guardia Civil y los servicios de inteligencia tenían muy pocos agentes y menos medios enfocados a luchar contra el terrorismo islámico.
-Lo cierto es que nunca hubo una orden para dejar de investigar a los islamistas de Virgen del Coro.
La declaración del policía deja una sensación grande de desasosiego en la sala. Tenían la cometa identificada, pero le dieron demasiado hilo.
LA VISTA AL DÍA
Los empleadores de los acusados del 11-M declaran el lunes ante el tribunal
Los empresarios españoles que tuvieron a su cargo a algunos de los terroristas que participaron en los atentados comparecerán el próximo lunes en el juicio que se sigue en la Casa de Campo por los atentados de los trenes.
LA IDENTIFICACIÓN DE UN HUIDO
Un policía reconoce a Bouchar como el terrorista que se fugó de Leganés
Un agente que estuvo en Leganés el día del suicidio de los siete terroristas reconoció ayer en juicio a Abdelmajid Bouchar, acusado de los 191 asesinatos, que huyó del piso antes de la explosión.
"Entrad vosotros, mamones"
Los geos que acudieron al piso de Leganés y acorralaron a los suicidas, declararon ayer en el juicio que los terroristas les gritaron: "Entrar vosotros, mamones"
Seguimientos esporádicos a los islamistas
Un responsable de la Brigada de Información Exterior admitió ayer en la vista que siguió de manera esporádica a parte de la célula relacionada con el 11-M.
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