"He recuperado mi mejor nivel"
Nadal pasa a la final tras aplastar al estadounidense Roddick
Para empezar, tenis a ritmo de relámpagos. Para seguir, la locura. Andy Roddick, pocas piernas y mucho saque, abrió la semifinal del torneo Masters de Indiana Wells frente a Rafa Nadal con un ace y un primer juego rotundo, acelerado, dirigido por su servicio, un relámpago desde su raqueta. Y Nadal ni se inmutó. El español jugaba más que un partido. Sobre la pista, la escenificación de la lucha de clases. El número dos del mundo contra el tres. Nadal contra el hombre que quiere ocupar su sitio. Los mejores jugadores de España y EE UU, que se enfrentan en la Copa Davis en tres semanas. Roddick, que no había cedido ni una sola bola de break en todo el torneo, que lo fía todo a su saque, empezó a jugar al frontón. Vio en la red un muro insuperable. Concedió, vaya empacho, tres bolas de rotura a Nadal. Y dejó que el español se llevara el juego y cambiara el guión del partido, que había nacido para vivir apretado (6-4 y 6-3). Nadal, que no jugaba una final desde que perdió la de Wimbledon, se enfrentará hoy por el título al vencedor del Murray-Djokovic.
El español ya sabe de qué pie cojea el estadounidense. Es un jugador golpeado en su orgullo. Y eso le hace hundirse frente a las dificultades. No se le conocen adversidades superadas. Un parón provocado por la lluvia le interrumpió cuando ganaba una final de Wimbledon ante Roger Federer y estaba cambiando la historia del tenis del siglo XXI. Perdió. Un día, hace dos meses, dijo que ya podía ganar al suizo, que estaba preparado para vencer al número uno. Y volvió a perder. Ni siquiera contratar al mítico Jimmy Connors como entrenador ha conseguido que supere esos golpes. Es un jugador imparable a favor de viento. Le entra el tembleque cuando las cosas se complican. Y si algo asegura Nadal son complicaciones.
El español ya sabe cuánto de su tenis depende de su físico. Casi todo. Abrió la temporada con dolores de todos los colores. Y sus resultados fueron discretos. Ahora que ya no le duele nada, Nadal se ha reencontrado con su tenis de rompe y rasga. Ha asimilado los cambios en su servicio para volver a su vieja receta: apostar por la colocación, por elevar el número de aciertos, en lugar de por los peligrosos fuegos artificiales de los saques supersónicos. Agarrado a ese sistema y aprovechando que en frente no tenía un gran restador, Nadal colocó una decena de aces. Roddick, casi 20.
Roddick fue ayer un tenista descolocado. Nadal, el hombre a los mandos. Decidió siempre bien. Fue un tipo seguro, confiado en su tenis, capaz de alternar la búsqueda violenta de las líneas con la sutileza de las dejadas. La mezcla alteró a Roddick, que dimitió perdido el primer set. La derrota le dejará marca. Y esa cicatriz puede beneficiar a España: entre el 6 y el 8 de abril, el equipo español se enfrentará al estadounidense en Copa Davis. Desde ayer, España tiene su primera ventaja.
"Estoy muy contento, porque he hecho un partido muy serio y completo", reconoció Nadal. "No he cometido errores tontos, no he sufrido con mi servicio y eso ha sido decisivo. Estaba fino con la derecha y he ido a más con la izquierda durante la semana", añadió. "Él no ha estado muy acertado, pero además yo le he impreso un ritmo muy alto al juego. Desde el torneo de Dubai estoy más tranquilo. He recuperado mi mejor nivel, mi mejor tenis. Sabía que así, tarde o pronto, llegaría otra final. No sé si me siento aliviado, pero sí muy feliz".
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