El Werder despide a un Celta brillante

El Werder Bremen alemán tuvo que sacar toda su artillería para eliminar al Celta de Vigo, que plantó cara a un equipo que es uno de los máximos aspirantes a llevarse la Copa de la UEFA.

Schaaf, el técnico alemán, había amenazado con sentenciar el choque en los primeros minutos del encuentro. Los germanos presionaron con fuerza desde el primer minuto y pusieron trabas a la salida de los gallegos de su propio campo. Sin embargo, los jugadores de Fernando Vázquez, en lugar de echarse atrás, se comprometieron con el juego raso, el control característico del Celta cuando está bien. E incluso sacaron la rabia que tanto se echa en falta en la Liga española.

El Werder, uno de los equipos de fútbol más corpulentos de Europa, trató de imponer su superioridad física al Celta. El árbitro consintió numerosas faltas de los futbolistas alemanes y, sin embargo, sacó las tarjetas amarillas a los gallegos.

En los primeros compases del choque los del Werder entraron en tromba en el área céltica. Almeida, Hunt o Naldo llegaron con facilidad pero sin mucho peligro. Esteban, el portero que emplea Fernando Vázquez en las competiciones europeas, tuvo que frenar las llegadas propiciadas, sobre todo, por pequeños errores defensivos. En una de sus brillantes intervenciones, el guardameta acabó regateando un balón a veinte metros de su portería.

El momento más decisivo del partido ocurrio en medio de la primera parte, en el momento de más presión del Werder, que tiene gladiadores de potencia bestial. El Celta salía en un contragolpe espectacular y el árbitro -en el error clamoroso de la jornada- no señaló un penalti sobre Guayre, que habría alterado el esquema de juego. El cuadro celeste, que como visitante es ejemplar, se sintió herido y sacó todo el orgullo que le queda en la UEFA. Esteban se dedicó a paliar los daños de las líneas adelantadas de su equipo y el resto se dedicó a subir el balón con tiralíneas pero sin mordiente. Lástima que Guayre se retirase por lesión, sustituido por Larena.

Tantas facilidades a la galopada germana tuvieron su premio en el primer gol de los jugadores de Schaaf, con un remate de cabeza de Almeida, el mismo futbolista que marcó en el partido de ida en Balaídos. El Celta no se rindió y mantuvo el buen juego -el árbitro anuló poco después un gol a Perera-, pero un nuevo fallo defensivo de los gallegos sentenció definitivamente la eliminatoria. Nené, que no entiende el fútbol sin adornos, con disciplina y respeto al grupo, trató de hacer un regate frívolo a escasos metros de su portero; Fritz le robó el balón y machacó a Esteban, impotente a esas alturas. A partir de ahí, el Werder Bremen puso todo su brillo al servicio del espectáculo, ante un Celta muy bravo y que luchó hasta el último minuto.