Los sindicatos niegan el sabotaje en el metro que ha denunciado Transportes
Los 100 nuevos vigilantes para las cocheras y talleres del suburbano que la consejera de Transportes, Elvira Rodríguez, anunció el pasado viernes comenzaron a trabajar ayer ante la oposición de las secciones de metro de UGT y CC OO.
Ésta es una de las medidas que ha tomado la consejería para luchar contra el supuesto sabotaje, que le ha llevado a presentar 22 denuncias ante la policía. Un portavoz de la Delegación del Gobierno aseguró que todas están en los juzgados de Plaza de Castilla, después de que los agentes terminaran sus pesquisas.
"Tener vigilantes es echar la culpa de los supuestos sabotajes a los compañeros de mantenimiento del material móvil y de taller central", afirmó el secretario de UFT-Metro, Teodoro Piñuela. "Si vienen a fiscalizar su trabajo, veladamente nos están echando la culpa a los trabajadores de lo que ha pasado", agregó.
Desde CC OO, el secretario de Transportes e Infraestructuras, Juan Antonio Olmos, mantenía la misma tesis: "Esto hace culpables automáticamente a los trabajadores. Es demencial".
Una portavoz de la consejería explicó que la labor de los nuevos empleados es controlar quién entra y sale de los talleres.
Más personal
Los dos sindicatos reclamaron a Metro de Madrid que, en lugar de contratar personal para vigilar empleados, destine nuevos trabajadores a mantenimiento. Consideran que la falta de estos empleados es la razón de que los trenes sufran averías. "No ha habido ninguna avería que tenga relación directa con el sabotaje", aseguró Olmos, que relacionó los 21 incidentes ocurridos en los tres primeros meses del año que ha reconocido la Consejería de Transportes con que no haya habido inversiones en mantenimiento, material móvil y personal. "Insistir en el sabotaje es una cortina de humo", concluyó.
Piñuela fue más allá y aseguró que no hubo manipulación en el incidente del pasado jueves en el que un tren perdió el motor al arrancar. Según él, no se fracturaron aposta los tornillos, como aseguró entonces la consejería. "Si faltan uno o dos tornillos, el sobreesfuerzo va a los demás. Las mismas revoluciones del motor siegan los tornillos y se parten por el uso. Yo descarto la manipulación", zanjó.
También achacó las averías a la falta de personal. "No hay plantilla suficiente de mantenimiento. Hacen falta al menos 100 personas para un primer plan de choque y luego ir aumentando. Con las que hay no se pueden mantener los coches en condiciones óptimas", afirmó. Esto ha llevado, agregó, a que se acorten los tiempos de supervisión, porque se dejan de examinar algunas piezas. "Y otros elementos, como se supone que tardan más en desgastarse, no se revisan con la frecuencia con la que se debería, por lo que a largo plazo son nuevas averías", afirmó.
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