Federer no alcanza a Vilas

Un pie, vendado, para más señas, tuvo ayer pendiente durante horas a lo más elitista del mundo del tenis, concentrado en el torneo de Indian Wells. El pie en cuestión, masajeado con cuidado extremo y a cámara lenta por un fisioterapeuta, corresponde a Roger Federer, el número uno mundial. La venda, a su tobillo derecho. Y la atención generada, al sorpresón protagonizado por el campeón suizo: 41 victorias después, Federer perdió un partido. Rompió su racha de seis torneos ganando. Y se quedó a un suspiro, a cinco victorias, de igualar el récord de partidos consecutivos ganados, en manos del mítico Guillermo Vilas (46).

Federer perdió contra Cañas (7-5 y 6-2) y pasó de rozar la marca a verla a un mundo de distancia. Se despidió del torneo frente a un tenista que está de vuelta, en todos los sentidos, porque acaba de superar una sanción de dos años por dopaje. Y sólo despejó las dudas sobre el estado de su pie sobre la pista: nada más perder, se fue a jugar un dobles. Esta vez, con el suizo Allegro y frente a Ferrer y Robredo, ganó (6-4 y 7-6).

"Él jugó muy bien", reconoció sobre Cañas Federer. "Perdí mis oportunidades y luego pagué el precio. No creo que yo jugara mal del todo, así que no pasa nada. Ha sido una derrota normal, como he tenido unas cien en el circuito". Perder, sin embargo, no es nada normal para Federer. Y menos en primera ronda. "Desde el principio ha sido un rollo para mí", dijo. "Luché, pero ha sido duro. La primera ronda es siempre difícil, pero llevaba una racha increíble, sin perder en primera ronda desde hace más de dos años, creo. Antes o después tenía que ocurrir".

Que la derrota de Federer es excepcional se observa en su seguridad - "honestamente, prefería enfrentarme a la presión de romper el récord de Vilas que no tener esa posibilidad"- y en la sorpresa de Cañas, próximo rival de Moyà, que despidió al suizo con el protocolario apretón de manos y un toque en el hombro que tenía algo de extrañeza, de comprobar que es de carne y hueso, de no creerse que había ganado. Que Federer es un ganador compulsivo, que no estaba preparado para la derrota, lo reflejan dos cosas. Su preparación del torneo jugando con el retirado Sampras -"Echamos un partido, con tanteo, sets y tie-breaks, pero eso es privado". Y sus respuestas ante los periodistas: "Os creíais que romper el récord era ganar un partido. Y todo lo que me preocupaba era ganar a un jugador que había entrado en el cuadro por la baja de otro [Cañas]. Pues ahí lo tenéis. [La derrota] Demuestra lo difícil que es".