Primer disgusto del Sevilla
Los de Juande Ramos, obligados a ganar en Ucrania para clasificarse
La cosa comenzó como suele ser habitual en el estadio sevillista desde hace unos meses. El público de los partidos en las noches de días de trabajo que traen las competiciones europeas es más disfrutón que el de los fines de semana ligueros. No es que sean otros espectadores, de hecho son los mismos o parte de ellos, pero estos encuentros llegan después de una jornada de brega y se busca más el placer que la confrontación. Y el encuentro empezó generoso. A los seis minutos, un pase interior de Duda acabó en los rápidos pies de Kerzhakov y estos segados por el portero dentro de los límites del área visitante. Penalti y gol de Martí. Todo parecía dispuesto para el festival.
El Shakthar apenas proponía un esquema rocoso y el Sevilla comenzaba a llegar con alegría y frecuencia. Alfaro y Duda estrellaron sendos disparos en los palos y las cábalas de los aficionados se centraban en intentar adivinar cuántos goles se llevaría en el saco el conjunto ucranio. Pero llegó el fallo. Un mal despeje se convirtió en un globo altísimo en el área de Palop que apenas pudo hacer nada en el empalme a bocajarro de Haubschman. De repente, el Shakthar ya había pescado lo que había venido a pescar y al Sevilla le tocaba machada.
SEVILLA 2 - SHAKHTAR DONETSK 2
Sevilla: Palop; Alves, Javi Navarro, Escudé, Puerta; Martí (Luis Fabiano, m. 57), Poulsen; Navas (Maresca, m. 66), Duda, Alfaro (Adriano, m. 46); y Kerzhakov. No utilizados: Cobeño; Chevantón, Dragutinovic y Aitor Ocio.
Shakthar Donetsk: Shust; Srna, Haubschman, Chygrynskiy, Shevchuk; Duljaj, Matuzalem; Elano (Jadson, m. 68), Fernandinho, Bielyk (Gay, m. 75); y Brandao. No utilizados: Shutkov; Vukic, Vorobey, Korotetskiy y Polianskiy.
Goles: 1-0. M. 7. Martí, de penalti. 1-1. M. 18. Haubschman aprovecha un mal despeje y bate a Palop por bajo. 1-2. M. 59. Matuzalem, de penalti. 2-2. M. 88. Maresca, de penalti.
Árbitro: Kassai Víctor (Hungría). Amonestó a Navas, Duljaj, Martí, Brandao, Srna y Matuzalem.
Unos 25.000 espectadores en el Sánchez Pizjuán.
El equipo de Juande Ramos no supo ejecutar el juego que acostumbra. Con la ausencia de Kanouté le faltó un referente por alto para los pases desde las alas. Aunque el principal problema no era la ausencia del maliense, sino que, aparentemente por circunstancias tácticas, se ignoraron las bandas. Sin altura, con Navas en plena racha de despiste y Duda y la falta de compenetración entre éste y Alfaro, el ataque sevillista se volvió predecible y especialmente fácil de desbaratar para la ordenada y superpoblada defensa del Shakthar.
Antes del descanso, Alves y Duda llevaron algo de peligro con sendos disparos lejanos. La segunda mitad comenzó con Adriano sobre el césped con la evidente intención de estirar el campo, visto que las obligaciones defensivas habían anulado esa parte del juego de Puerta. El Shakthar apenas varió. Pero estaba más que dispuesto a meter otro gol si le dejaban. A los cinco minutos, los ucranios avisaron con un fuerte saque de falta que desvió Palop con la punta de los guantes. Al cuarto de hora, un penalti les abrió la eliminatoria de par en par.
Juande Ramos tiró de Luis Fabiano y de Maresca para intentar ganar filo y toque. Pero el partido ya era del conjunto del Este, en cuyo juego comenzó a ganar peso el estilo travieso de sus futbolistas brasileños, que demostraron toque y calidad. Finalmente, en los minutos del cansancio, Maresca empató el partido con el saque del tercer penalti de la noche.
Ya sea por fallo de la estrategia, de pereza competitiva de los futbolistas, de simple cansancio o del inevitable día tonto, el Sevilla se puso ayer peligrosamente cerca del primer disgusto en muchos meses, obligándose a ganar en Ucrania la semana próxima para seguir disputando la competición de la que es campeón.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.