Victoria ya escrita
El Sevilla pasa a octavos sin casi resistencia del Steaua
El partido no le apetecía a nadie, parecía que todo estaba ya escrito y que tan sólo quedaba esperar a que el pitido final certificara la clasificación sevillista para los octavos de final. El centro del campo sevillista se asignó a Martí y Maresca, una pareja que se conoce de sobra, pero que casi nunca han disfrutado de su cohabitación. El lateral derecho lo ocupó Hinkel y Alves subió al interior. El alemán defendió como sabe, pero el brasileño pierde filo cuando no llega a la carrera. Al fin y al cabo, es lateral, al estilo brasileño, pero lateral. La delantera la ocupaban Alfaro y Kerzhakov. Juande Ramos se ha empeñado en ver al canterano como media punta, aunque por el momento es el único que ve tan lejos. Para rematar la apuesta, Capel entró al campo tras la temprana lesión de puerta. El Sevilla es ancho y puede ser muy largo, pero aún es poco profundo. Y eso lo sabe el entrenador mejor que nadie. El resultado de las alteraciones fue otro Sevilla.
SEVILLA 1 - STEAUA 0
Sevilla: Palop; Hinkel, Aitor Ocio (Dragutinovic, m. 76), Escudé, David; Alves, Martí, Maresca, Puerta (Capel, m. 20); Alfaro (Poulsen, m. 80) y Kerzhakov. No utilizados: Cobeño; Renato, Luis Fabiano, y Navas.
Steaua: Cernea; Stancu, Goian, Radoi, Marin (Coman, m. 47); Nicolita, Paraschiv, Petre, Bostina (Iacob, m. 76) ; Cristocea (Croitoru, m. 54) y Badea. No utilizados: Andrei; Baciu, Jacob, Thereau y Saban.
Gol: 1-0. M. 47. Kerzhakov, de cabeza.
Árbitro: Stuart Dougal (Escocia). Amonestó a Nicolita, Kerzhakov, Croitoru, Paraschiv y Badea.
Unos 20.000 espectadores en el Sánchez Pizjuán, un millar de ellos aficionados rumanos.
Mientras los sevillistas se presentaban entre sí, el Steaua se fue haciendo con la pelota. El conjunto rumano está en lo que podríamos llamar la pretemporada invernal, tras el parón de dos meses de sus competiciones, que aún no se han reanudado. Tuvieron la iniciativa, pero ejecutaban sus acciones a una velocidad muy asequible. Nicolita estuvo a punto de marcar tras un regalo defensivo de Escudé que finalmente desactivó Palop. El pulso trotón de los rumanos mandaba en el partido con la excepción de alguna rebelión de Capel por la izquierda. El Steaua empezó a gustarse. Eso era evidente. Incomprensible porque ni siquiera habían reducido su diferencia en la eliminatoria, pero evidente. Así las cosas, con un latigazo de concentración, el Sevilla solucionó. Hinkel pasó al área y Kerzhakov cabeceó a placer. Los rumanos siguieron teniendo más balón en la segunda mitad, una ocasión mediana de Badea dentro del área, un par de tiros lejanos tiros y un penalti que pareció ser sobre Nicolita y que no se pitó. Ni lo protestaron.
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