Que James Brown descanse en paz... por fin

La muerte siempre es un drama. Pero si uno es famoso, morirse puede provocar tragedias aún mayores que la propia muerte. El cantante James Brown falleció el 25 de diciembre pasado pero su cuerpo aún no ha encontrado la paz que se le suele conceder a los mortales anónimos. Afortunadamente, parece que su suerte va a cambiar ya que la bronca entre familiares que mantenía su cuerpo en el limbo está a punto de solucionarse.

Según se supo ayer, los seis hijos de Brown y su compañera sentimental, Tomi Rae Hiny, por fin se han puesto de acuerdo sobre dónde enterrar al cadáver. El lugar exacto es confidencial, según declaró Robert Rosen, abogado de Hiny, pero el entierro se producirá "en los próximos días".

Mientras, Charles Reid, el dueño de la funeraria que se ha ocupado de mantener el cadáver impoluto, hacía estas sorprendentes declaraciones a la agencia Associated Press: "Miro dentro del ataúd de oro cada día. Lo hago constantemente. Es la única manera que tengo de controlarlo. Voy, abro el ataúd y lo cierro. Él está bien", dijo el hombre que ha velado durante casi dos meses por el cuerpo del rey de la música soul.

La compleja red familiar creada por el cantante a lo largo de sus 73 años de vida destapó tras su muerte un inabarcable culebrón al que un juez de Carolina del Norte añadió el pasado lunes un nuevo capítulo. Los seis hijos y la compañera sentimental del cantante habían demandado a los fideicomisarios del testamento por mala gestión hace ya un mes. Pero el juez del caso dictaminó que dichos fideicomisarios podrán continuar gestionando el legado de Brown pero con la supervisión de un administrador.