El periplo andino del etarra Olaskoaga
Ignacio Olaskoaga Múgica fue entregado el 24 de agosto de 1996 por el Gobierno francés a las autoridades españolas después de haber cumplido en una cárcel de París una condena de varios años de cárcel por asociación de malhechores y tenencia de armas.
El etarra dirigió un grupo de apoyo a la banda terrorista en San Sebastián (Guipúzcoa), ingresó en la prisión madrileña de Carabanchel por la quema de coches franceses y se le acusó de colocar artefactos explosivos hasta su fuga y detención en Francia.
Tras la entrega en la frontera fue ingresado en el hospital de Figueres (Girona) por su precario estado de salud, ya que llevaba más de 20 días en huelga de hambre en protesta por su extradición a España.
La Audiencia Nacional decretó su puesta en libertad porque no tenía causas pendientes y había cumplido la totalidad de su condena en Francia.
Según fuentes policiales, el ex miembro de ETA se estableció en México desde donde supuestamente dirigió durante varios años el aparato internacional para Iberoamérica de la organización terrorista.
Hace tres años, desvinculado ya de esa tarea, Olaskoaga se estableció en una localidad del centro de Venezuela, y posteriormente cambió su residencia a Trujillo, en el norte del país. No tiene ninguna reclamación de la justicia española.
Fuentes diplomáticas españolas destacan la falta de colaboración del Gobierno venezolano de Hugo Chávez en cualquier información referente a ETA.
"Sabemos que ha llegado más gente en los últimos años, pero no nos facilitan ninguna información sobre su paradero", aseguran.
La colaboración de la policía boliviana se considera también inexistente.
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