Maurice Papon, colaboracionista de los nazis
Dirigió la detención y deportación de 1.645 judíos durante la ocupación alemana de Francia
Maurice Papon, (Gretz-Arminvilliers, Francia, 1910), alto funcionario francés, colaboracionista de los nazis y ex ministro de Presupuesto con Valery Giscard d'Estaing, fue condenado en 1998 a 10 años de prisión por firmar las órdenes que llevaron a la deportación de 1.645 judíos de Burdeos entre 1942 y 1944. Falleció el 17 de febrero en su ciudad natal. Tenía 96 años.
La suya es una carrera prodigiosa, siempre fiel al Estado, sin preguntarse nunca por la naturaleza de ese Estado. Maurice Papon nació hace 96 años en el pueblo en el que murió ayer viernes, Gretz-Arminvilliers, en el departamento de Sena y Marne.
Entre 1931 y 1983 ocupó todo tipo de cargos públicos al servicio de gobiernos de coalición -radical socialista en 1931, de Frente Popular en 1936, coalición de centro izquierda justo antes de la II Guerra Mundial-, de gobiernos de colaboración con el nazismo entre 1940 y 1944, de gobiernos de reconstrucción nacional tras la inmediata liberación, al servicio de la política colonial francesa en Argelia o Marruecos durante los años cincuenta, como alto cargo del gaullismo cuando el general toma el poder para, ya a finales de la década de los sesenta, ser elegido diputado y ser ministro del presupuesto entre 1978 y 1981. El último cargo público que ejerció -hasta 1983- fue el de alcalde de la localidad de Saint-Amand-Montrond.
Esa trayectoria de funcionario incombustible comporta páginas muy oscuras que no salieron a la luz hasta 1981, cuando el semanario Le Canard enchaîné publica una serie de documentos que prueban que Papon dirigió, entre 1942 y 1944, la detención y deportación de 1.645 personas de origen judío. Papon puso especial celo en la tarea pues fue más allá incluso de lo que le solicitaban los ocupantes alemanes, es decir, añadió al convoy centenares de niños. Los papeles publicados en 1981 llevaban la firma de Papon que, en 1944, en el momento de la Liberación, había conseguido hacerse pasar por un funcionario próximo a la Resistencia gaullista gracias a una serie de operaciones de doble juego que le reconciliaban con el futuro poder.
Su papel como prefecto -delegado del Gobierno- en Argelia, en la conflictiva zona de Constantina, entre 1949 y 1954 en años y en un lugar en que la tortura se convirtió casi en norma, aún no ha sido objeto de estudio. De retorno a la metrópoli, se convirtió en prefecto de París y como jefe de la policía dirigió la sangrienta e innoble represión de los manifestantes argelinos el 17 de octubre de 1961. El número de muertos nunca se ha conocido con exactitud pero algunos historiadores lo sitúan por encima de las 300 personas. Muchos de los cuerpos, sin papeles y sin posibilidad de ser identificados, fueron tirados al Sena y no se recuperaron hasta pasadas varias semanas y en otros términos municipales. Papon consiguió, con la complicidad del entonces frágil poder del general De Gaulle -los militares coloniales en Argelia amenazaban con un golpe de Estado- ocultar la magnitud y la naturaleza de la represión.
Tras la denuncia de Le Canard enchaîné las cosas se torcieron para Papon que nunca dejó de proclamar su inocencia de funcionario a las órdenes de todos los poderes. Su condena en Burdeos por "complicidad en crimen contra la Humanidad" no le llegó hasta 1998, después de una batalla de procedimiento que duró 17 años y en la que Papon, licenciado en Derecho, Ciencias Políticas y Economía, desplegó toda su frialdad, inteligencia y cálculo de funcionario de élite.
"Respiraba esa clase de suficiencia propia de la gente que se sabe propietaria del país", recuerda ahora uno de los abogados que le acusaron. "Pero era un asesino", remachaba ayer Michel Slitansky, un hombre cuyos padres murieron en Auschwitz tras ser detenidos por orden de Papon.
Papon fue encarcelado tras el juicio y tras una tentativa de fuga a Suiza. Desde la cárcel no cesó de solicitar la revisión de su proceso -la ley desestimó esa posibilidad- y de reclamar su liberación por razones de salud, algo que obtuvo en septiembre de 2002, alegando su estado de invalidez absoluta. El orgullo le impidió abandonar la cárcel en silla de ruedas y lo hizo por su propio pie y demostrando una sorprendente buen forma para un anciano nonagenario.
El suyo es el único caso de alto funcionario francés condenado por sus actividades como colaborador de los ocupantes nazis. En realidad el grueso de la administración francesa que sirvió al mariscal Pétain y a sus gobiernos fantoches fue cooptado tras la Liberación por la maquinaria de la IV República, bajo el amparo de gaullistas y radical-socialistas y como arma que contraponer a la administración provisional de inspiración mayoritariamente comunista apoyada por la Resistencia del Interior, en "guerra fría" con la Resistencia de Londres.
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