El sur (político) también existe
Por favor, que adelanten las elecciones porque no sé si los partidos concurrentes podrán aguantar hasta el 27 de mayo. Porque cuando en un partido como el PSPV-PSOE llegan a colocar en las vallas una fotografía de Joan Ignasi Pla con esa imagen cadavérica (¿será una premonición política?) o cuando la dirección del PPCV deja en manos de Ricardo Costa la estrategia de campaña es que algo gordo pasa en la cocina de las dos organizaciones. Y no le andan a la zaga todas las demás. Visto lo visto no quiero no pensar la de cosas que van a pasar en los próximos tres meses.
El miércoles pasado el candidato de Esquerra Unida al Ayuntamiento de Castellón, Carmelo García, pedía a los votantes del PP que no acudieran a votar para hacer posible el triunfo del tripartito en la capital de La Plana o en la Generalitat. ¡Menudo destarifo! Pero es que en Elche el alcalde saliente, Diego Macià, ha firmado un convenio colectivo con los funcionarios municipales hasta el año 2010 para asegurarle el voto a su sucesor en la candidatura, Alejandro Soler. Y en los acuartelamientos de la Guardia Civil en el interior de las tres provincias los jefes están instalando radiadores para la calefacción a la carrera, justo cuando ya termina el invierno.
Aquí el que no corre vuela, porque lo de crear un consejo de sabios para decidir dónde van los campos de golf ya es de premio. No están mal los nombres que ha elegido Esteban González Pons, porque al menos son presidentes de algunas instalaciones. Pero ya me dirán qué pintan unos sabios decidiendo dónde hace un promotor la inversión o aconsejándole al conseller que ponga sandías donde están los hoyos. Pueden decidir poner el campo en Tárbena, aunque luego no vaya nadie a jugar. Hasta ahora yo creía que esto era una cosa de unos señores que corrían el riesgo de invertir, debían cumplir las normas urbanísticas y medioambientales al uso y buscaban los clientes. Pues no. Un comité de sabios decidirá el asunto. ¡Qué cosas! A ver quién la dice más gorda desde su trinchera. Esto provoca acritud y una brecha enorme entre los políticos y la ciudadanía que pasa el sábado en el centro comercial de El Saler. No es una cosa entre este y oeste, izquierda y derecha. Es una brecha entre norte y sur. Las cúpulas políticas que andan todo el día de bronca en bronca situados al norte y los que vemos el partido de ping-pong anclados en el sur. ¿Existe este sur político?
Lo decía un oyente en una radio, preocupado por las ausencias de su padre y de su madre cada sábado. Militantes en cada caso de un partido, veía cómo un sábado salía uno de casa por la mañana y volvía más tarde enfervorizado y caluroso. El que se quedaba en casa ponía mala cara ante los calores del cónyuge. El sábado siguiente era la otra parte de la pareja quien hacia su fiesta. ¿Dónde iban? Pues de manifestación. Cada uno a la suya. ¿Y a cuál voy yo?, decía el escuchante. Unos están en el norte y otros en el sur.
Pues ese es el tema. Porque si ustedes están atentos a cualquiera de los soportes mediáticos de esta nuestra comunidad de provincias verán cómo un día sale Perelló o Such arreando estopa sobre no se qué. Y a las dos horas es Ricardo Costa quien cumple perfectamente su papel de decirles cuatro cosas a los provocadores. O al contrario. ¿Vibra el pueblo ante semejante estrategia de trincheras? Pues todas las encuestas que se hacen a diestro y siniestro ofrecen un claro resultado. De los temas propios de estas polémicas la respuesta mayoritaria es "no sabe/no contesta". Si le preguntan sobre la inmigración, la vivienda, la seguridad ciudadana, el paro, el tráfico o el medio ambiente en general todos están prontos a opinar. Pero de eso no se habla en las trincheras. Es material políticamente incorrecto. Cada uno guarda su ropa. Hay que hacer las elecciones mañana o esto acabará en un sainete como la película La Vaquilla.
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