El cuerpo de Érika Ortiz fue encontrado en el dormitorio por su compañero sentimental
La hermana pequeña de la princesa Letizia se hallaba sola en su domicilio en Valdebernardo
Érika Ortiz Rocasolano, de 31 años, hermana menor de la princesa de Asturias, fue hallada muerta en extrañas circunstancias en su domicilio del barrio de Valdebernardo (Madrid), el mismo piso en donde residió doña Letizia hasta su compromiso con el príncipe Felipe. La joven, que vivía con su hija de seis años, había pedido el viernes un permiso de dos días en el trabajo. Érika, en tratamiento con pastillas por estrés y ansiedad, estaba sola en casa. El cuerpo fue hallado en la cama del dormitorio después de las once de la mañana por su pareja sentimental. Fuentes de la investigación barajan la hipótesis del suicidio.
La muerte de Érika Ortiz, cuyas causas ningún portavoz o fuente oficial ha querido precisar públicamente, fue conocida a mediodía de ayer, pero lo que era un rumor sólo pudo confirmarse a la una y media de la tarde de manera extraoficial. Media hora después, la Casa del Rey confirmaba la fatal noticia. A partir de ese momento, el que fuera piso de soltera de doña Letizia, sito en el número 40 de la calle de la Ladera de los Almendros, junto a un colegio y un centro para la tercera edad, fue sitiado por decenas de periodistas.
La joven supuestamente había pasado la noche sola, ya que su hija (nacida de su relación con el escultor Antonio Vigo) había dormido en casa de una vecina que solía llevarla al colegio cada mañana, según indicaron varias fuentes del caso. Otra fuente, en cambio, asegura que la pequeña había dormido en su casa y que la vecina la recogió a las nueve de la mañana.
Érika Ortiz, en cualquier caso, estaba sola en casa por la mañana. Algunos conocidos la llamaron a su móvil, sin hallar respuesta. Sobre las 11.00 y 11.30 de la mañana, llegó a la casa la actual pareja de la hermana de la Princesa, quien recientemente había roto su anterior relación sentimental. Este hombre fue quien descubrió el cadáver.
Casi desde el primer momento, funcionarios de la Casa del Rey se hicieron cargo de la situación, al tiempo que unidades de la Policía Científica, la Brigada de Homicidios de Madrid y de la Policía Judicial iniciaban las pesquisas en el piso 7º B, donde residía Érika con su hija, Carla, de seis años. Los indicios recogidos en la casa descartan la participación de terceras personas en el fallecimiento o que se deba a causas naturales. La joven estaba en tratamiento psiquiátrico por estrés y ansiedad, para lo que tenía prescritos ansiolíticos y otras medicinas. Algún bote de éstos fue hallado vacío en la casa.
La hermana menor de doña Letizia había estado de baja en su trabajo, en la empresa Globomedia, durante el último mes y medio. Esta empresa aseguró ayer que tras haberse incorporado el pasado viernes había pedido el lunes y el martes libres. Érika Ortiz, según las fuentes consultadas, estaba en el dormitorio y cuando fue hallada "estaba muy fría". Por ello no fue requerida la intervención de los servicios médicos de urgencia. Mientras la vivienda era rodeada por periodistas y curiosos, la verja de la finca permanecía cerrada a cal y canto, y tanto el conserje como los vecinos del edificio declinaban hacer declaraciones.
Sólo una vecina con quien se cruzaba habitualmente dio algunos detalles. "Últimamente estaba muy delgada y triste. Siempre que subíamos con su hija en el ascensor bromeaba sobre mis perros, pero últimamente no", aseguró la mujer. Una vecina del piso superior indicaba lo mismo, e incluso el lunes había sacado una foto de Érika Ortiz con su teléfono móvil porque la había visto "estropeada". Los camareros del bar Al sentir del Poeta, donde la joven solía comprar tabaco, hacía "días" que no la veían por la zona.
Una comisión judicial, encabezada por la juez de Instrucción número 12 de Madrid, en funciones de guardia, acudió a la vivienda sobre las 14.40. La comitiva abandonó la calle de la Ladera de los Almendros 50 minutos después, sin hacer ni una sola declaración, a pesar de la presión de los medios de comunicación, algunos de cuyos reporteros llegaron a preguntar -sin obtener respuesta- si la muerte de Érika Ortiz Rocasolano se había producido por suicidio. La juez ordenó el levantamiento del cadáver, así como su traslado al Instituto Anatómico Forense para que se le practicase la autopsia.
La entrada al garaje del edificio, de 11 plantas y de un inconfundible color amarillo, fue acordonada por agentes de las Unidades de Intervención Policial (UIP o Antidisturbios), quienes tenían como misión facilitar la entrada de los furgones funerarios.
Sobre las 16.10, dos vehículos de la Empresa Mixta de Servicios Funerarios de Madrid penetraron en el aparcamiento vecinal, a fin de que el cadáver fuera bajado por los ascensores que dan al garaje. El coche fúnebre abandonaba la zona sobre las cuatro y media. El cadáver llegó a la Ciudad Universitaria, donde se encuentra el centro forense, media hora después.
La Casa del Rey no ha informado de las causas de la muerte, como tampoco lo ha hecho la familia Ortiz Rocasolano. Esta última ha pedido "respeto y prudencia" en este asunto. Tampoco la policía, la Empresa Mixta de Servicios Funerarios de Madrid ni el Instituto Anatómico Forense avanzaron dato oficial sobre qué causó la muerte. No obstante, ésta no se ha debido a causas naturales, lo que obligará a abrir diligencias de investigación hasta aclarar todas las circunstancias.
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