España refuerza su autoestima
Un gol de Iniesta proporciona al equipo de Luis una victoria sobresaliente sobre una Inglaterra desorientada
Hay victorias de especial valor terapéutico, como la conseguida ayer en territorio inglés, por segunda vez en su historia, por España. Al margen del indudable prestigio que otorgan triunfos semejantes, al equipo de Luis le ha llegado en un momento especialmente delicado, con el grupo en plena zozobra tras varios tropiezos de gravedad. A un mes de jugarse el bingo para la Eurocopa de 2008, la selección logró imponerse en Old Trafford a Inglaterra, lo que no es un hecho menor, por mucho que el conjunto de Steve McClaren lleve tiempo entre tinieblas.
INGLATERRA 0 - ESPAÑA 1
Inglaterra: Foster; Gary Neville, Ferdinand, Woodgate (Carragher, m. 65), Phil Neville (Downing, m. 74); Gerrard, (Barry, m. 46), Carrick, Lampard (Barton, m. 79); Wright-Phillips (Defoe, m. 70), Crouch y Dyer. No utilizados: Robinson; Terry, Dawson, Richards, Hargreaves y Lennon.
España: Casillas; Sergio Ramos (Ángel, m. 46), Puyol (Javi Navarro, m. 46), Pablo, Capdevila; Angulo (Iniesta, m. 56), Xavi, Albelda, Silva (Arizmendi, m. 65); Villa (Cesc, m. 74) y Morientes (Torres, m. 46). No utilizados: Reina; Antonio López y Xabi Alonso.
Goles: 0-1. M. 63. Villa se va de Gary Neville por la izquierda, centra al área, Ferdinand toca de cabeza y el balón llega a Iniesta, que desde el borde del área lanza un gran disparo que se cuela por la escuadra.
Árbitro: Michael Weiner (Alemania).
Unos 75.000 espectadores en el estadio del Manchester United, Old Trafford.
Sin grandes oropeles, España mostró mayor entereza que de costumbre, jamás perdió de vista la pelota y, con Xavi al frente, se apropió del partido de principio a fin, hasta que Iniesta se bautizó como goleador internacional. Un guiño del destino, quizá, pero a partir de futbolistas como los dos azulgrana, España puede encauzar su paso. Ellos representan a una extraordinaria colección de centrocampistas, sin duda el mejor vivero del fútbol español. El problema está a su espalda y al frente, donde a España le falta dinamita.
Y a Inglaterra le falta de todo. Hace años que no encuentra el rumbo adecuado y en rara ocasión cumple con las expectativas que despiertan su liturgia y el poderío de sus clubes. Tiene algunos jugadores reputados, como Lampard o Gerrard, otros muy sobrevalorados, como Ferdinand, y algunos de pésimo gusto, como los hermanos Neville. Hay que rebobinar 40 años para dar con una gran final con los ingleses de por medio. Si mantienen su capacidad de seducción es por cuestiones que poco tienen que ver con su despliegue sobre el campo; se debe a asuntos de alcurnia y a una enciclopedia de leyendas que han maquillado el barbecho inglés. Hoy día, incluso, se ha despojado de algunas de sus principales señas de identidad. A falta de talento Inglaterra siempre se distinguió por una cierta militarización que le permitía afrontar los partidos con un punto belicista. Ahora, influido quizá por el mestizaje de la Premier, es un equipo tan distendido como cualquier otro de medio pelo. Frente a España sólo fue capaz de atizar el fuego en el primer minuto, cuando invadió el área de Casillas con la vieja determinación inglesa. Un espejismo. El fútbol de Inglaterra ha mutado de tal forma que ni siquiera saca provecho de sus mejores futbolistas. Gerrard y Lampard, dos de los centrocampistas más cualificados del planeta, no tienen peso sobre el juego de un equipo cuya oferta es decepcionante. Uno y otro se fueron antes de tiempo.
A España le bastó contener el primer y único arrebato británico para templar el partido a su antojo. El equipo de Luis no está para grandes aventuras. No tiene un guión definido y los últimos batacazos le han devuelto al diván. Por ello le basta con no sentirse por debajo de su rival. Luis no acaba de dar con la pócima y a la selección le faltan galones en las dos áreas. En ninguna de ellas es un martillo y por las orillas no encuentra la forma de percutir, ya se recurra a extremos de toda la vida, como Joaquín o Reyes, o a futbolistas más camaleónicos, caso de Angulo y Silva. Frente a Inglaterra las dos bandas resultaron improductivas. La única distinción de España es haberse convertido en un semillero de excelentes centrocampistas, de jugadores que respiran con la pelota, como Xavi e Iniesta.
Frente a los ingleses, por ejemplo, la crecida del equipo de Luis fue proporcional a la sintonía de Xavi con el resto del equipo. El azulgrana entregó la pelota a España y a partir de ahí se frenó Inglaterra. En los buenos momentos de Xavi, la roja inventó la mejor ocasión de todo el primer tramo. Tras una buena jugada colectiva en ataque, Morientes se encontró con el balón a dos palmos de Foster y sin obstáculos por delante. Pero el valencianista se precipitó como un juvenil y su remate sobrevoló Manchester. Para entonces, mediado el primer periodo, hacía tiempo que no había noticias de los ingleses, fuera de plano casi desde el inicio. Para el segundo acto, Luis apostó por Javi Navarro y Pablo como centrales -presumiblemente la pareja titular frente a Dinamarca, con Puyol y Sergio Ramos sancionados-, alistó a Iniesta en un ala y con Torres junto a Villa buscó algo más de picante. Y España no se vio rebajada. Navarro se sintió encantado con los pelotazos frontales de sus contrarios, con Iniesta el equipo fue más imaginativo y con Torres, mucho más directo, para desconsuelo de los defensas ingleses, siempre tan rígidos. Sin alardes, pero por encima en el juego, España se adueñó de la situación a la espera de algún chispazo ofensivo.
Primero lo intentó Villa, cuyo remate desde fuera del área desvió Foster de un puñetazo. De inmediato, con Inglaterra a la deriva, Iniesta armó un remate magnífico desde el pico derecho del área inglesa. La pelota embocó en la red por una escuadra. Un tanto magnífico, el primero que logra el manchego con la selección. Un gol de enorme valor anímico para España, tan necesitado últimamente de reforzar su autoestima. Lo hizo frente a Argentina y ahora en Inglaterra. Dos amistosos de enjundia que deberían animar al equipo en el difícil tránsito oficial que tiene por delante.
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