Los bibliotecarios ofrecen su colaboración a los colegios
Uno de los problemas a los que se enfrentan los centros escolares es la falta de interés de los alumnos por la lectura. El lugar al que se va para aprender a leer y escribir es también el punto de encuentro de una nueva generación alejada de las letras y más cercana a las imágenes y al sonido. Es por eso por lo que tanto las escuelas como los municipios empiezan a apostar por bibliotecas basadas en modelos modernos, que van más allá del uso tradicional de estos espacios como salas de lectura.
"Es necesario construir un modelo innovador en cada centro, basado en crear bibliotecas abiertas, participativas, en las que se escucha y en la que se rompan los modelos antiguos basados en salas de lectura, en el silencio, la conservación y la dificultad de acceso a los libros", opina Cristóbal Guerrero, presidente de la Asociación Andaluza de Bibliotecarios (AAB).
Esta evolución se percibe en el trabajo de muchos centros educativos que han tenido que incorporar unilateralmente, aunque con ayuda de las instituciones, medidas renovadoras para las bibliotecas. "Cuando abrimos la biblioteca, en el año 2000, el funcionamiento era el tradicional: préstamos de libros, consultas, sala de lectura y algún que otro taller. Pero fue en 2003, cuando nos concedieron el proyecto TIC e incorporamos a la bibliotecas nuevas tecnologías y acceso a internet y pedimos al Ministerio la instalación del programa Avies, que ahora ofertará la Consejería. Esto hizo que el alumnado empezara a engancharse", explica el director del IES Itálica de Santiponce, Francisco Galván.
Trabajo conjunto
Para ayudar al desarrollo bibliotecario en las escuelas, la Asociación Andaluza de Bibliotecarios propone a la Administración que tanto las bibliotecas municipales como las escolares "trabajen juntas". "El proyecto de apoyo a la lectura en los centros educativos debe tener tres patas para que funcione: sociedad, escuela y familia", explica el portavoz de la asociación. También es importante, a juicio de Guerrero, investigar el modelo de cada comunidad. "Hay que atender a la población inmigrante, hay que contar también con la educación de adultos", dice.
El presidente de AAB alaba la apuesta de la Consejería por este nuevo plan y le tiende la mano para cooperar en él. "Las líneas principales de este proyecto son buenas, como se desprende de iniciativas pioneras que se han hecho en Málaga", apunta. En su opinión, las bibliotecas no sólo deben ofrecer calidad, sino también "calidez" para incentivar a la lectura. "Para conseguir esto no sólo hay que dotar a los centros de recursos, también hay que promover un sistema de aprendizaje y participación, a través de clubes de lectura, espacios de encuentro y, sobre todo, personas que animen a los alumnos en el proceso lector. En este sentido, será imprescindible formar e incentivar al profesorado", concluye Guerrero.
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