"¿Miedo? Ninguno"

Martes 30 de enero de 2007, en A Coruña, mediodía. Caparrós da la lista de convocados y no figura Arbeloa, titular hasta entonces. "No está porque lo hemos vendido al Liverpool", explicó el técnico. Para entonces, Arbeloa volaba ya a Madrid. "Mi representante me avisó el viernes de la posibilidad. El martes me dijo que estaba hecho, cogí las botas y me despedí de mis compañeros, que alucinaron. No me lo creía ni yo", comenta.

Es viernes y Rafa Benitez le acaba de presentar en sociedad en Melwood, la ciudad deportiva de los reds, en presencia de su madre y de su novia, que le han acompañado en el inicio de esta, su nueva aventura: Total, el vuelo les costó 90 euros por cabeza. Antes de dejar el vestuario del Deportivo hizo una llamada a Zaragoza, a casa de sus padres. Habló con su hermano: "¿Yago, que hago con Gandolph?". Gandolph es su cachorro de gran danés. Esa noche se lo cuidó Verdú. Ahora el perro vive en Zaragoza con Ronie, el bóxer que dejó al cuidado de su madre cuando marchó de Madrid a A Coruña. Se llama Ronie en honor de Ronaldo.

Nacido en Salamanca en 1983, futbolísticamente formado en Zaragoza, antes de pasar a La Academia, según definió Benitez al fútbol base del Madrid, donde pasó a jugar de defensa, Arbeloa de niño soñaba con jugar en el Atlético y ser como Caminero. Ahora sueña con debutar en el Liverpool. Todavía se le pone la piel de gallina cuando recuerda el You'll never walk alone en Anfield Road que escuchó el pasado viernes desde el banquillo en el derbi contra el Everton: "Alucinante, no te lo puedes imaginar hasta que lo ves". Sabe que aquí tendrá las oportunidades que en el Madrid le negaron. "Por eso me fui a A Coruña. No es que me cansara, es que me harte de esperar. Entendía que no llegaría nunca. Acerté".

Por eso, al llegar a Liverpool, escribió una carta de despedida y agradecimiento a la afición del Deportivo que colgó de su pagina web.

"Le conozco hace tantos años que tan pronto surgió la posibilidad no dude ni un minuto" confesó Benítez en la presentación. "Necesitó alguien que le de relevos a Finnan". Ya lo tiene. "Estoy listo para jugar cuando él quiera", asegura Arbeloa, que poco ha visto en Liverpool -apenas lleva cinco días trabajando en Melwood-, pero si lo suficiente como para saber que estará a gusto. "Me encanta el ambiente que se respira. Se nota que la gente disfruta de lo que hace. Hay un detalle. Llegas tres cuartos de hora antes de que empiece el entrenamiento y te quedas muchas horas. Incluso comes aquí. Eso hace equipo", confiesa.

Mientras, anda buscando piso y la manera de seguir la carrera de empresariales -está en segundo curso- que ha dejado colgada en la universidad de A Coruña. Al tiempo, es consciente de que pronto llega la vista al Camp Nou. "¿Marcar a Ronaldinho? Todo me va tan rápido que ya no me extrañaría nada. Y por mí no será. Si Benitez me lo pide, miedo, ninguno".