Pletórico Zaragoza

El Zaragoza redondeó el pleno en Barcelona, donde en cuatro días ha dado cuenta de los equipos de la ciudad con sendas actuaciones pletóricas. En Montjuïc desplegó un juego vigoroso, rápido y afilado en ataque, similar al que le valió el triunfo en el Camp Nou en partido de Copa. Ante el Espanyol se llevó un buen sofocón a última hora porque se durmió en los laureles y Luis García empató cuando apenas quedaban cinco minutos. Le salvó la candidez del Espanyol que, acto seguido, se dejó hacer en una jugada a la contra, bien urdida por Óscar, continuada por Ewerthon y rematada a placer por un Sergio García letal, sin duda, el jugador del partido.

El Zaragoza le arrebató la batuta con pasmosa facilidad al Espanyol que pareció resignado por las ausencias de Moisés y De la Peña, a las que se sumó la lesión de Jônatas mediado el partido. Extrañó el Espanyol la salida a la palestra del doble pivote brasileño formado por Costa y Jônatas. Atacó y defendió, sin transición ni elaboración y, cuando el Zaragoza empujó, la mayor parte del tiempo, se replegó sin disimulo.

La movilidad de los puntas, la perspectiva de su segunda línea y la profundidad de los laterales cuando se incorporan al ataque, confieren al Zaragoza un apreciable caudal de juego. D'Alessandro se movió como una anguila y se anotó una de las mejores ocasiones con un disparo cruzado al que respondió de forma espléndida Kameni. Diego Milito se buscó la vida por todas las zonas posibles de medio campo hacia adelante, llegó en ventaja al área, suerte tras una pared con Sergio García o una finta a Jarque. Pero fue Sergio García el hombre del día porque llevó por la calle de la amargura a la defensa del Espanyol, especialmente a Jarque, al que le robó la cartera un par de veces. Su gol tras el descanso pareció sentenciar.

El Espanyol, sin continuidad ni chispa, coleccionó pese a todo varias ocasiones a base de salir a la contra o aprovechar jugadas a balón parado. Un buen pase en profundidad de Jônatas a Tamudo, dos cabezazos de Torrejón a la salida de un córner y una falta. Pero pagó la falta de conexión entre Luis García y Tamudo y la ausencia de un juego más elaborado le condenó. Valverde logró revolucionar el juego dando entrada a Julián, Pandiani y Moha, pero cuando Luis García empató, el Espanyol se dejó hacer por un equipo que no perdona, especialmente cuando tocan Óscar y Ewerthon y Sergio García huele el gol.