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Reportaje:

El 'Calcio', de luto

Se suspende la Liga italiana después de que los 'ultras' del Catania matasen a un agente con un petardo y provocasen más de un centenar de heridos tras un 'derbi' contra el Palermo

Enric González

Una orgía de violencia surgió anoche del estadio Massimino de Catania. Murió un policía, otro sufrió heridas gravísimas y más de 100 personas tuvieron que ser atendidas en el hospital Garibaldi con diversas contusiones. Se sabía que el derbi siciliano entre Catania y Palermo entrañaba un alto riesgo, pero nadie esperaba que las dos aficiones enloquecieran y cargaran contra los policías que intentaban separarlas. La Federación suspendió todas las competiciones futbolísticas "por tiempo indefinido", según anunció la Federación Italiana de Fútbol. Este fin de semana, los estadios estarán vacíos.

Los incidentes tuvieron un inicio sarcástico: antes del partido se guardó un minuto de silencio en homenaje a Ermano Licursi, muerto el pasado sábado. En realidad, después de aquella muerte, el terrible derbi siciliano no debía haberse jugado. Licursi era presidente del La Sanmartinese, un club de aficionados. Tras un partido con el Cancellese, los jugadores de ambos equipos se enzarzaron en una riña. Licursi intentó calmar los ánimos y recibió numerosas patadas. Dos futbolistas del Cancellese han sido acusados de homicidio. Muchos consideraron que esa tragedia obligaba a detener un calcio aún bajo comisariamiento extraordinario a consecuencia del caso Moggi, el escándalo de corrupción generalizada en el fútbol italiano. Pero la Federación prefirió no dar importancia a aquella erupción de violencia.

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Ayer, cuando se guardó el minuto de silencio, en el Massimino sólo había seguidores del Catania. Las bandas de ultras que acompañaban al Palermo fueron introducidas en su sector de la grada a inicios de la segunda parte, rodeadas de policía, para evitar contactos en los alrededores del estadio. Fue inútil, porque los ultras del Catania no tardaron en arrojar petardos y bengalas hacia la zona de los del Palermo. La policía utilizó gases lacrimógenos y el árbitro suspendió el encuentro, con el Palermo por delante 1-0.

Lo peor ocurrió luego. Centenares de hinchas fanáticos de ambos bandos iniciaron una batalla campal dirigida principalmente contra la policía. Un inspector jefe, Filippo Raciti, de 38 años, se encontraba en el interior de su coche cuando alguien lanzó al interior un petardo de enormes dimensiones, casi una bomba. Los gases producidos por la explosión le devastaron los pulmones, y murió una hora después. Al menos otros 20 policías resultaron heridos, uno de ellos muy grave.

"El campeonato queda suspendido por tiempo indefinido, en todas las categorías", anunció el comisario extraordinario de la Federación, Luca Pancalli. El presidente del Gobierno, Romano Prodi, aplaudió la decisión. La ministra de Deportes, Giovanna Melandri, prometió medidas drásticas: "El Gobierno no tolerará en adelante que cada jornada de campeonato sean desplegados miles de agentes de las fuerzas del orden, si está en riesgo su integridad y la de los ciudadanos". Los encuentros internacionales amistosos Italia-Rumanía e Italia-Bélgica, este último Sub 21, que se debían disputar esta próxima semana, han quedado también suspendidos.

Decenas de dirigentes futbolísticos expresaron su desolación. Los primeros, los de Palermo y Catania. "Dejo el fútbol", anunció Pietro Lo Monaco, consejero delegado del Catania, no sin antes haber responsabilizado al árbitro: "Si el árbitro tiene conciencia, no dormirá esta noche", dijo. El presidente del Palermo, Maurizio Zamparini, pidió que se copiaran "inmediatamente todas las medidas que utilizó Margaret Thatcher para acabar con la violencia en el fútbol inglés". Delio Rossi, entrenador del Lazio, un club que conoce muy de cerca la violencia, pidió, en cambio, menos palabrería: "En estos momentos, mejor que estemos callados, porque todos somos responsables", declaró. "Espero que la suspensión de la Liga no sea simple hipocresía", añadió.

Momento en que los policías intentan controlar a los hinchas del Catania en el exterior del estadio.
Momento en que los policías intentan controlar a los hinchas del Catania en el exterior del estadio.AP

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