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Crónica:Balonmano | Mundial de Alemania
Crónica
Texto informativo con interpretación

España pierde la corona

Los de Pastor caen ante Alemania en los cuartos de final y responsabilizan a los árbitros de la derrota

Más que decepción, las caras de los jugadores españoles al final del partido delataban rabia. España perdió frente a Alemania en los cuartos de final del Mundial, que se disputaron en Colonia, y vio cómo se le esfumaba cualquier posibilidad de retener el título mundial que ganó en Túnez hace dos años. Sin embargo, la rabia, la impotencia de los jugadores no venía tanto por la derrota como por el hecho de que entendían que los árbitros les habían condenado, especialmente en la parte final del partido. Y estaban en lo cierto. A partir del momento en que España empató a 23 goles, la actuación de los noruegos Abrahamsen y Kristiansen resultó excesivamente determinante. Alemania, campeona de Europa de 2004, ganó y se enfrentará a Francia en las semifinales. España deberá recuperar la moral rápidamente porque debe intentar concluir entre los siete primeros, los únicos que tendrán opción de jugar el torneo preolímpico en la primavera de 2008.

ESPAÑA 25 - ALEMANIA 27

España: Hombrados (Barrufet), Uríos (8), Belaustegui (1), Davis, Romero (7, 4 de p.), Rodríguez, Tomás (1) -equipo inicial-. A. Entrerríos (3), R. Enterríos (3), Garabaya, Lozano, Roberto (2) y Juancho.

Alemania: Fritz (Bitter), Roggisch, Preis (2), Zeitz (3), Jansen (6, 4 de p.), Kehrmann (4), Schwarzer (2) -equipo inicial-. Hens (3), Klein, Haas, Glandorf (5), Kraus (2) y Kaufmann.

Árbitros: Abrahamson y Kristiansen (Noruega).

Marcador cada cinco minutos: 1-3, 3-4, 5-7, 8-10, 9-13, 12-15 (descanso). 15-17, 16-19, 19-21, 21-23, 23-25, 25-27.

Partido de cuartos de final, disputado ante 20.000 espectadores en el Kolnarena de Colonia.

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La condena de España, sin embargo, no llegó sólo por los árbitros. El equipo de Juan Carlos Pastor no jugó bien, cometió demasiados errores de lanzamiento y le costó encontrar la solidez defensiva. Era lo que cabía esperar después de haber visto su actuación en el Mundial. ¿Por qué motivo debían jugar bien este partido, si no habían conseguido ofrecer lo mejor de sí mismos en todos los anteriores? En muchas ocasiones los lanzadores resultaron una cruz para la selección. Y esta vez volvió a ocurrir lo mismo. Cuando Alemania cerró bien su defensa por el centro, impidiendo que Uríos recibiera balones con comodidad, Pastor sentó a Chema Rodríguez y dio paso a Raúl Entrerríos, intentando buscar más el cruce, el contracruce y el disparo exterior. Allí estaban también Alberto Entrerríos, Ion Belaustegui e Iker Romero, turnándose, para desencallar todo aquello.

Pero, no. Tampoco. Los números finales de los cuatro lanzadores fueron definitivos: tres goles en 10 intentos de Alberto, tres de seis de Raúl, uno de cuatro de Belaustegui y 2 de siete desde los nueve metros de Iker. Todo aquello permitió a los alemanes mantener distancias en el marcador que oscilaron entre los tres y los cuatro goles. Alemania mantuvo siempre en la pista a Kraus como central, a Pascal Hens como lateral izquierdo, a Christian Zeis en el lateral derecho y fue dando entrada al lateral Glandorf y al pivote Schwarzer, el ex azulgrana, para dar descansos a Roggisch. Realizaron siempre una defensa férrea que cerraba a la perfección el portero Fritz, espectacular en muchas ocasiones (31% de efectividad) y ello les concedió muchas opciones para el contraataque que Kehrmann bordó.

Sin embargo, España nunca se rindió, nunca tiró la toalla ni entró en la desesperación. Al contrario. Fue creciendo a medida que los minutos iban pasando, y pesando, en las piernas y en las cabezas de los alemanes. Entrada ya la segunda mitad, los de Pastor consiguieron por fin ajustar su defensa, cortar las circulaciones del ataque alemán, con Roberto adelantado, y obligarles a disparar menos cómodamente, lo que propició que Hombrados concluyera con una efectividad del 45% bajo los palos. El decorado cambió. España, con un Uríos pletórico, se acercó entonces peligrosamente y consiguió incluso empatar el partido (23-23, a falta de nueve minutos).

Era evidente que el equipo español se había convertido entonces en un rival muy peligroso. A pesar de las 20.000 voces silbando, de los cánticos alemanes y de que el pabellón se le caía encima, España tenía opciones de ganar. Pero entonces los árbitros se las cortaron: una exclusión al menos discutible, un penalti no pitado a Uríos, una defensa interior contra España, unos pasos a Entrerríos, una falta de ataque a Raúl, otra exclusión de Juancho...

Así se desembocó en un 25-26, tras el último gol de penalti de Iker Romero, y balón para los alemanes a falta de 30 segundos. El último gol de Jansen cerró el partido: 25-27. Luego, lágrimas en el banquillo español. Palabras y gestos de queja de Jesús López Ricondo, presidente de la Federación Española, y de su segundo, Augusto del Castillo, dirigidas a la mesa y a los organizadores. Sentimientos de frustración entre los jugadores y su entrenador, Pastor. Y una sola realidad. España quedó eliminada del Mundial, pero necesita imperiosamente ganar sus dos próximos partidos para poder luchar por una plaza olímpica. Su única otra opción sería ganar el Europeo de Noruega el próximo mes de febrero. Para ello debería estar a un nivel muy superios al demostrado en Alemania.

Alberto Entrerríos y Chema Rodríguez observan el lanzamiento de Kehmann.
Alberto Entrerríos y Chema Rodríguez observan el lanzamiento de Kehmann.EFE

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