El Sevilla recupera la memoria

Perdido desde hace tiempo, el Sevilla volvió a ser el equipo supersónico que arrasó antes del parón navideño, un conjunto que funciona por pura electricidad. La que emiten sus jugadores de ataque cuando tocan el balón, gente como Alfaro, Adriano y Kerzhakov, que no entienden de pausas ni de juego lento. El cuadro de Juande Ramos recuperó la velocidad extrema y dejó por el camino a un Levante que no se rindió nunca, capaz de levantarse cuando estaba sentenciado, pero al que su fútbol no le responde. Al Levante no le faltan ganas. Sí ideas. Y un delantero.

El Sevilla tiene unos recursos inagotables. Ausente Navas, apareció Alfaro para abrir una autopista por la derecha ante Harte y poner patas arriba al Levante. De su conexión con jugadores de su mismo perfil no podía resultar otra cosa que un equipo incontenible si disfruta de espacios. Ansioso por salir del pozo, el Levante se suicidó por puro atrevimiento. Adelantó el cuerpo hacia el ataque y descubrió a su espalda una pradera inmensa, terreno abonado para la corte de velocistas del Sevilla. Sobre todo, si Martí y Maresca ejercían de barrenderos en el centro. Mudo con el balón en los pies, el Levante lo perdía a menudo cuando debía darle una salida y el Sevilla salió escopetado hacia Molina, más adelantado que de costumbre. De ahí, que Martí intentara el gol desde su propio campo. Más aseado con el balón, el equipo de Juande buscó el cogote a los defensas del Levante, que jugaban al límite. Tal cantidad de metros fue demasiada invitación para el Sevilla. Adriano arrancó como un misil por el centro, recorrió diez metros sin nadie que le molestara y abrió a la banda para Kerzhakov, que soltó un centro raso y fortísimo que Kanouté sólo tuvo que empujar, su 16º gol en la Liga. Una jugada perfecta por velocidad y precisión, los ingredientes que el Sevilla había olvidado y que rescató como si hubiera recuperado la memoria.

Todo lo que el Sevilla conquistó por velocidad lo peleó el Levante con más ganas que juego. Muy impreciso en el centro, al equipo de Abel se le escapó el partido por sus errores defensivos -el Sevilla le ha marcado ocho goles en los dos partidos de la Liga- y su falta de pegada. El equipo se inclinó con descaro hacia la izquierda, donde Robert enroscaba una y otra vez el balón. El francés dejó clavado a Alves, preocupado por su marcaje y menos ofensivo que otras veces, pero igual de puñetero. Los ataques del Levante morían en cada centro, sin rematador al quite. Justo lo que le sobra al Sevilla. Alfaro burló otra vez a Harte y Kerzhakov dejó en evidencia a los defensas, congelados ante la llegada del delantero, que llegó con la mesa puesta. Abel hizo debutar en Primera al canterano Serrano, que en una semana ha pasado del filial a marcar al pichichi. El batallador Tommasi coló poco después el balón en su portería y el partido quedó resuelto. O casi. Déhu y Reggi apretaron el marcador en dos cabezazos, pero Alfaro, el mejor de su equipo, lo cerró de la misma manera. El descaro del extremo es otra estupenda noticia para su equipo, por fin recuperado de su amnesia.