Crisis de fe en Estudiantes
El veterano club madrileño, fuera de la Copa y mal en la Liga, se queda sin referentes
Dos años atrás estuvieron a punto de conquistar su primera Liga ACB en el Palau Blaugrana en el quinto partido, el del desempate con el Barcelona. Por entonces se llamaban Adecco Estudiantes. Ya no. Y no pelean por ningún título, sino por recobrar una identidad en entredicho, con siete victorias y 11 derrotas peligrosamente cerca de los puestos de descenso. "Sí, nos falta confianza, mentalmente estamos mal... Nos puede la ansiedad", refiere con crudeza el capitán, Pancho Jasen.
En el análisis del alero italoargentino no se descubre un resquicio a la esperanza en un proyecto con más frentes abiertos que el estrictamente deportivo. A la salida de su patrocinador de los últimos nueve años se une la crisis institucional, con un presidente en entredicho, y la escasez de efectivo; la Fundación Estudiantes ha inyectado 540.000 euros en el club dentro del segundo tramo de la ampliación de capital aprobada en abril de 2005. Tampoco abundan los referentes en la cancha, sobre todo tras la marcha de tres jugadores emblemáticos como Nacho Azofra, Carlos Jiménez y Sergio Rodríguez. Todo eso, unido a la mudanza desde el Palacio de Vistalegre al Telefónica Arena de la Casa de Campo, asediado por las mejoras de la M-30, han llevado al Estudiantes, con 4.000 abonados menos, a una crisis de calibre. "Entre las obras y todo nos hemos borrado", resumen varios aficionados consultados.
"No es una etapa atípica ni de transición; unas veces es mejor que otras", dice el presidente
El pesimismo campa a sus anchas en el club del Ramiro de Maeztu. Por segundo año consecutivo, Estudiantes no juega la Copa, y colean con fuerza las siete derrotas seguidas en la ACB, sobre todo la paliza que le propinó Unicaja, que superó al cuadro de Pedro Martínez por 40 puntos en Málaga (92-52).
Los nubarrones que barruntaba la pretemporada se han oscurecido, sobre todo tras la marcha a Bilbao de Azofra. "Todos esos jugadores que nombra se han ido por un cúmulo de circunstancias", se aplica Fernando Bermúdez, presidente desde hace dos años -su nombramiento por consenso y la operación de venta de la plaza ACB a la Fundación Estudiantes, así como la posterior ampliación de capital por valor de 2,4 millones de euros, trajo la paz a las altas esferas- del conjunto del Magariños. "Nacho tiene su edad, es un orgullo que Sergio desembarque en la NBA y en cuanto a Jiménez... Bueno, está claro que no se podía quedar otro año", continúa Bermúdez. En cuanto a los manidos referentes, el mandatario estima que Estudiantes "siempre ha sido por el colectivo". No por el relumbrón de turno.
"Estudiantes está como cuando subí al primer equipo con Herreros. Es un club con los pies en el suelo y una cantera fuerte que le salva de las inconveniencias económicas", opina Azofra, que según Bermúdez se iba a tomar "un año sabático" y ha firmado por el Lagun Aro de Bilbao. Azofra es uno de los iconos de La Demencia. Un emblema. El tipo que ha dado más de 1.500 asistencias en la ACB. Su relevo, Gonzalo Martínez, queda en casa. Aunque se haya pasado cuatro temporadas curtiendo con otras zamarras, sobre todo en Gran Canaria, ha pasado por todas las categorías del club estudiantil. Ahora es el faro que orienta con tino en la Copa FIBA. La vida en casa es bien distinta.
Fundado en 1948, el club madrileño ha pasado de 13.500 abonados a 9.500. "El año pasado nos perjudicaron mucho las obras y no pudimos adaptarnos a los compromisos del Madrid Arena", rebaten desde Estudiantes. Bermúdez, dada su posición, no cree que la campaña "sea ni atípica ni de transición; simplemente, unas veces es mejor que otras".
Que Madrid haya acogido el Masters masculino y femenino de tenis "sólo" les ha convertido en víctimas colaterales; en una ocasión, Estudiantes incluso salió beneficiado, y jugó contra el Barça en el Palacio de Deportes (94-84). Nada que ver con el destierro del curso anterior en Pinto y Torrejón de Ardoz. Con el problema del campo solventado, queda lo difícil: la falta de referentes en la plantilla. No se atisba ningún Oso Pinone, Ricky Winslow, Felipe Reyes o Alberto Herreros. Los que había se fueron. "Tenemos a Carlos Suárez", responden con rostro y tono de órdago a grande varias voces de la dirección técnica. El zagal promedia 5,9 puntos en 14 minutos.
Entretanto, Jiménez ha encontrado acogida en Málaga después de un año de sainetes, a la espera de que se confirmase su contrato baldío con la entidad que preside Ramón Calderón. La oferta del Madrid era mayor que la de Unicaja, pero al final imperó la decisión del alero y capitán de la selección. Estudiantes ingresó 250.000 euros menos de los que ofrecía Calderón. Mientras, Juan Antonio Orenga, que de entrenador ha pasado a scouting, sigue con su misión: formar el Estudiantes del futuro. "Estamos buscando la estabilidad; entretanto hay momentos de incertidumbre con sorpresas gratas". Orenga, al que la campaña anterior relevó Martínez con seis triunfos y nueve derrotas -marca ya empeorada- pasa el tiempo trabajando con los chicos de la EBA. Y replica, "sí tenemos referentes: Will [McDonald] y Pancho [Jasen]". También vaticina que el año que viene Suárez, renqueante de una lesión, será el Sergio Rodríguez del futuro. Hasta entonces sigue atento las evoluciones de las promesas foráneas que crían en la residencia que Estudiantes levantó prácticamente al lado del Magariños. Lejos quedan los tiempos en que el Ramiro ojeaba a gente de colegios vecinos como el Canoe o el Menesianos.
El mensaje oficial de Estudiantes, a la espera de tiempos más halagüeños, no admite dudas: "Nuestro equipo, tan joven, representa nuestros valores. Es un equipo de hoy para mañana".
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