Caras nuevas, viejos problemas
Preocupado por la sintomatología del equipo, Rijkaard cambió ayer la alineación con la esperanza de que también variaran los malos hábitos. Oleguer, que cumplía su partido 100 en Primera, volvió al lateral derecho. Thuram, recién salido de una lesión muscular, formó pareja con Puyol, en detrimento de Márquez. Y se estrenó Zambrotta en el lateral izquierdo, una demarcación que también ocupó en la Juve, circunstancia que provocó la suplencia de Gio y la no convocatoria de Sylvinho.
Vistiendo un santo, Rijkaard desvistió a otro, porque el equipo ganó contundencia, recuperó la pelota en su campo, mantuvo la posición y Valdés estuvo inédito. A cambio, no tuvo buena salida de balón.
Acostumbrados a los cambios de orientación de Márquez, Thuram no es un armador del juego, tampoco Oleguer es un lateral y a Zambrotta le faltan partidos. Oleguer fue el único que profundizó y tiró a la portería rival. La presión del Nàstic sobre Edmilson, muy destemplado, obligó a que Xavi, Deco y después Iniesta se retrasaran en exceso. Así que el Barça no tuvo la pelota. La reaparición de Deco, después de un mes ausente, tampoco fue un alivio porque participó menos de lo que acostumbra y tomó una tarjeta muy pronto.
Y, finalmente, el entrenador apostó por Saviola como titular, cosa que no ocurría desde la visita a A Coruña. El pibito cumplió como es su costumbre y contó su séptimo gol en los últimos cuatro partidos. A la que tocó la pelota, la enchufó a la portería del Nàstic.
El público le tiene tanto cariño que cuando fue sustituido, Rijkaard se llevó una bronca parecida a la que recibió Ronaldinho. Al técnico le preocupaba especialmente no perder el juego de posición y pidió a sus jugadores que atacaran de forma ordenada. Y el Barcelona tuvo menos problemas defensivos, y en cambio le costó tener el cuero y alcanzar el marco rival: apenas contó cinco remates, pero sumó tres goles. La efectividad excusó la falta de elaboración de los medios: los zagueros fueron protagonistas en ataque ante la falta de presión en cancha ajena.
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