Todo en función de Zigic
Un máximo castigo, por falta al gigante serbio, decide entre los mediocres Racing y Real
El partido se acabó muy pronto. Duró unos 60 minutos, aproximadamente. A partir de ese momento ya no existió el fútbol en El Sardinero. Y, sin embargo, el gol y la victoria del Rácing llegaron mucho más tarde, en el 89, cuando parecía mantener un pacto de no agresión con la Real Sociedad. El colegiado rompió el presunto trato y castigó al cuadro donostiarra con un penalti cometido, a su juicio, sobre Zigic.
Nadie quería perder en Santander, lo que explica la desafortunada tarde de ambos contendientes. El Racing, que no disimula una dependencia extrema en el juego aéreo y rematador del gigantón serbio, ganó gracias a él. Tiene así más argumentos para insistir en adelante en la misma estrategia, por simple y arcaica que parezca en estos tiempos. Salvo alguna diablura de Munitis (muy apagado) y un par de internadas de Serrano por la banda izquierda, todo el esfuerzo racinguista se redujo a colgar balonazos a Zigic desde todas las esquinas del campo. Éste, unas veces, los cabecea directamente; otras, se los prepara para disparar a puerta sin dudarlo. Así fabricó tres ocasiones de gol. Poco más hizo el conjunto de Portugal: su juego fue transparente, predecible y pertinaz, siempre orientado a la torre de la Liga.
RACING 1 - REAL SOCIEDAD 0
Racing: Toño; Pinillos, Rubén, Garay, Serrano (Vitolo, m. 92); Cristian Álvarez (Balboa, m. 61), Scaloni, Colsa, Momo (Oriol, m. 61); Munitis y Zigic. No utilizados: Calatayud; Alfaro, Juanjo y Antonio Tomás.
Real Sociedad: Bravo; Gerardo, Juanito, Mikel González, Rekarte; Xabi Prieto, Garitano, Aranburu, Gari Uranga (Agirretxe, m. 71); Jesuli (Novo, m. 88) y Kovacevic. No utilizados: Riesgo; Labaka, Rivas, Garrido y Elustondo.
Gol: 1-0. M. 89: Garay, de penalti.
Árbitro: Álvarez Izquierdo. Amonestó a Zigic, Mikel González, Xabi Prieto, Gerardo y Bravo.
15.500 espectadores en El Sardinero.
La Real estuvo en tris de neutralizar la empecinada estrategia rival. Con una cierta obcecación por no salir derrotada, rodeó con tres futbolistas al ariete de 202 centímetros, juntó mucho todas las filas y buscó sólo mediante desplazamientos largos la portería de Toño. Cuando el equipo de Lotina parecía que iba a culminar una nueva jornada sin perder -las tres últimas había alternado dos victorias con un empate-, le llegó el mazazo del penalti a Zigic.
Hasta entonces sólo creó tres oportunidades claras de gol. Un cabezazo peinado de Gari y dos disparos de Jesuli. La Real volvió a adolecer del control del juego, algo que es ya una constante enfermiza desde que traspasó a su último organizador, Xabi Alonso. Así, hizo las cosas al revés. En los contragolpes abusó de los toques y, cuando tuvo al rival colocado, trató de llegar al área en dos pelotazos. Por más que los cánones digan lo contrario, siempre eligió la solución más confusa y estéril.
Y así ocurrió que a Kovacevic nunca le ofrecieron una oportunidad para marcar. Lleva 15 meses sin marcar y pasarán otros tantos si no cambia el juego de ataque de su equipo. Con todo, y una nueva derrota en su casillero, lo más positivo es que, desde la llegada de Lotina, la Real es un equipo que nunca está desarbolado. Concede muy pocas ocasiones al adversario. Casi nunca pierde el sitio en la defensa, las ayudas son constantes y todos juegan muy agrupados, cuestiones que el técnico vizcaíno parece haber inculcado a sus jugadores. La asignatura pendiente es la ofensiva, en la que deberán contribuir las tres incorporaciones (los argentinos Víctor López y Germán Herrera y el brasileño Savio), que ayer no pudieron estrenarse con la camiseta txuriurdin.
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