El escaparate más codiciado
Marbella ha recibido un aluvión de visitas de líderes políticos desde la disolución de su Ayuntamiento
"El gancho de Marbella me ha sorprendido este año. Hasta ahora, por aquí los políticos de fuera no habían venido nunca", afirma perplejo Antonio, recepcionista del Ayuntamiento desde hace 25 años. Marbella se ha convertido desde el pasado abril en el centro de todas las miradas. Tras la operación Malaya, que desarboló la mayor red de corrupción municipal de la historia reciente del país, la ciudad ha sido protagonista involuntaria y objetivo de los medios de comunicación a diario. La frecuencia ha superado incluso a los tiempos del polémico y fallecido alcalde Jesús Gil, que ofrecía escándalos y titulares jugosos en cada frase.
Los datos gruesos de la operación policial (más de 70 detenidos, 2.500 millones en bienes incautados) y sus peculiares protagonistas atrajeron el circo mediático rosa, que desplegó a sus corresponsales hasta la ciudad emblema de la Costa del Sol. Pero al margen del amarillismo, Marbella se ha revelado como una pieza clave en el mapa político andaluz, y la lucha entre los partidos se desató tan pronto como el Consejo de Ministros disolvió la Corporación municipal.
Desde entonces, el aluvión de líderes políticos ha sido un goteo que desvela la trascendencia política de Marbella. La visita hoy de la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega a la conferencia política sobre desarrollo sostenible del PSOE andaluz corona una sucesión de comparecencias de altos cargos en el antaño territorio gilista.
El Partido Popular ha sido la formación que hasta ahora ha puesto más carne en el asador. Su presidente, Mariano Rajoy, acudió a la ciudad sólo una semana después del inicio de la operación Malaya para defender que el grupo municipal de su partido había salido "intacto" tras las investigaciones policiales contra la corrupción en el consistorio. A continuación, acudió el secretario general del partido, Ángel Acebes, y el presidente de Baleares, Jaume Matas. Ambos regresaron en junio para el Congreso Intermunicipal Popular, que reunió a la plana mayor del partido y 3.000 alcaldes. En otoño acudió a Marbella el secretario de Seguridad y Justicia, Ignacio Astarloa, y el partido celebró el décimo congreso regional de Nuevas Generaciones. El presidente de los populares andaluces, Javier Arenas, ha sido el líder que más se ha dejado ver para apoyar a su protegida y candidata a la alcaldía, Ángeles Muñoz. "Hemos pasado una etapa donde hubo cierto complejo y vergüenza, donde los gobernantes no se sentían orgullosos de lo que era Marbella. Parece que venían a escondidas. Ahora es una prioridad para todos", apuntó Arenas el pasado jueves.
El PSOE ha propiciado el desembarco de responsables de la Junta y del Gobierno: el presidente, Manuel Chaves; el consejero de la Presidencia, Gaspar Zarrías; la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez; y la consejera de Cultura, Rosa Torres, entre otros altos cargos.
La presencia del consejero de Turismo y Deporte, Paulino Plata, ha sido constante tras convertirse el pasado verano en candidato a la alcaldía. "Los graves acontecimientos han hecho que los partidos hagamos un esfuerzo por recuperar el buen nombre de Marbella. No es justo perjudicar a sus 130.000 habitantes por culpa de 70 detenidos, y hace falta un plan de choque", requiere Plata.
El líder de Izquierda Unida Gaspar Llamazares ha acudido a Marbella en un par de ocasiones, mientras que el coordinador regional de la coalición, Diego Valderas, se presentó en la ciudad tres veces para apoyar al candidato local, Enrique Monterroso. Llamazares pidió en su visita un pacto político contra la corrupción. "En Marbella nos jugamos nuestro modelo territorial y turístico", definió.
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