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Crónica:Fútbol | 17ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

La Real se alía con la casualidad

El cuadro donostiarra frena a Osasuna, que jugó mejor, pero tropezó con Bravo y el árbitro

Hay partidos con más carga psicológica que futbolística A la Real le tocaba lidiar ayer en el diván, a sabiendas de que su futbol es escaso y las decisiones abundantes. Tras quince días de descanso, la Real (fiel a su estilo de los últimos años) se ha hartado de rastrear el mercado hasta conseguir tres futbolistas: un central argentino, Víctor López, que juega en Argentina; un mediapunta argentino, Germán Herrera, que juega en Brasil, y un delantero brasileño, Savio, que juega en Brasil cedido por el Zaragoza. Las tres decisiones afectaban a los futbolistas de la Real. Tres de los que jugaron ayer dejarán de jugar a partir de la semana que viene. Quizás no lo vuelvan a hacer hasta la próxima temporada. Algunos o lo saben o se lo imaginan. Quizás por eso se notaba un cierta languidez en la Real, que agudizaba sus defectos estructurales (falta de creatividad, falta de profundidad, falta de pegada) y se limitaba a correr ante un rival, Osasuna, que tenía la duda psicológica de si el largo parón le afectaría su estado de gracia (cinco partidos consecutivos ganados).

REAL SOCIEDAD 2 - OSASUNA 1

Real Sociedad: Bravo; Rekarte, Labaka, Mikel González, Garrido (Gerardo, m. 79); Rivas, Aranburu; Xabi Prieto, Jesuli (Agirretxe, m. 76), Uranga (Garitano, m. 79); y Kovacevic. No utilizados: Riesgo; Ansotegi, Novo y Elustondo.

Osasuna: Ricardo; Javier Flaño, Cruchaga, Josetxo, Corrales; Juanfran (Muñoz, m. 81), Puñal (Raúl García, m. 55), Nekouman, David López; Soldado (Webó, m. 76) y Milosevic. No utilizados: Elía; Cuéllar, Izquierdo y Héctor Font.

Goles: 1-0. M. 19. Rubinós pita penalti en un forcejeo de Corrales con Prieto, que transforma engañando a Ricardo. 1-1. M. 57. Tiro de Raúl García que se traga Bravo. 2-1. M. 89. Aranburu, ante la pasividad de la defensa.

Árbitro: Rubinos Pérez. Amonestó a Soldado, Uranga, Josetxo y Ricardo. Expulsó a Ziganda (m. 24), técnico de Osasuna, por tocar el balón dentro del campo en un balón que iba fuera de banda.

Unos 20.000 espectadores en Anoeta.

Quizás por eso, en el diván de Anoeta, la Real Sociedad y Osasuna parecían dos equipos vulgares, enfrascados en una lucha física, a la que sólo Osasuna ponía temple en el centro del campo para adueñarse del encuentro y poner algunas gotas de calidad a tanto ejercicio físico. La calidad de Puñal, Milosevic o Soldado bastaban a Osasuna para empujar el partido al área realista.

Lo que no contaba en la agenda de Osasuna era la singularidad arbitral. Rubinos pitó penalti en un forcejeo entre Corrales y Prieto cuando el balón estaba a diez metros, fuera del área. Fue una acción singular, extraña, que le dio a la Real un gol sin que hasta entonces hubiera disparado a portería. Hasta entonces la Real tenía la agenda de 2007 en blanco. Osasuna había sumado dos ocasiones en un cabezazo de Nekounam y un remate acrobático de Soldado que repelió un agilísimo Bravo.

Lo malo de la acción del penalti es que convirtió al árbitro en el faro del partido. Más aún cuando expulsó a Ziganda por tocar dentro del campo un balón que se iba fuera de banda. Demasiados sustos para Osasuna, que había tropezado con el árbitro, primero y con el portero Bravo, después, a la postre el hombre del partido. Sin duda, el guardameta chileno se ha convertido en el mejor fichaje de la Real. Lo demostró, ayer de nuevo, al repeler en la escuadra un bellísimo cabezazo de Soldado a poco de iniciarse la segunda mitad. Fue una acción ejemplar entre delantero y cancerbero, saldada en empate. Pero la vida tiene siempre cara y cruz. Apenas diez minutos después de su momento de gloria, Bravo se fue al infierno cuando se tragó inocentemente un disparo lejanísimo de Raúl García que, bien es cierto, le botó al llegar, pero con tiempo suficiente para reaccionar.

Pero en ese terreno de nadie, entre la intensidad y la casualidad, el partido creció. Osasuna metió una marcha más, la Real aguantó el intento de adelantamiento y el toma y daca resucitó un fútbol más intenso que bello en el que ambos querían ganar. Ida y vuelta, con más presencia osasunista, pero no ajena a la Real, que pudo marcar por medio de un lentísimo Kovacevic. Osasuna vivía de las acometidas de Soldado.Fueron veinte minutos vibrantes, de ésos en los que la sutileza pasa a segundo plano, en los que volvió a triunfar la intensidad y la casualidad. En un minuto pasó de todo. Marcó Aranburu en otra jugada conflictiva. Kovacevic hace intención de jugar, en fuera de juego, y llega Aranburu y marca. En la siguienmte jugada, Webó se planta ante Bravo, que adivina su intención y saca una mano prodigiosa. El fútbol le hizo justicia. La Real y Osasuna no pueden decir lo mismo.

Juanfran se dispone a centrar ante la impotencia de Jesuli.
Juanfran se dispone a centrar ante la impotencia de Jesuli.EFE

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