El arte, un bálsamo para la mente
El CAAC crea, por primera vez en Andalucía, talleres de arte contemporáneo para integrar a enfermos mentales
"Pintar me ayuda a despejarme. Cuando consigo reflejar sobre papel una imagen mental esa idea me deja tranquilo. No importa que sea buena o mala, me siento bien cuando me libero de ella". Esta especie de higiene mental la practica Ricardo Caballero, sevillano de 47 años y jardinero de profesión. Ricardo reflexiona así mientras termina una colorista e imaginativa acuarela en la que de las huellas de sus manos nacen exuberantes flores. Él es una de las nueve personas con problemas de salud mental que el pasado jueves participaban en el seminario-taller Lo desacogedor en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC), en Sevilla.
Durante seis semanas medio centenar de pacientes de comunidades terapéuticas de varios hospitales sevillanos y de la Fundación Andaluza para la Integración Social del Enfermo Mental (Faisem) han acudido a una cita con el arte contemporáneo en el primer seminario de este tipo que se realiza en Andalucía con enfermos mentales.
El proyecto, que coordina Fina Alert, nació en 2000 en el Museo Nacional de Arte de Cataluña, donde ella dirige el servicio educativo. En Sevilla la iniciativa ha partido del director del CAAC, José Lebrero, y se ha realizado en torno a la Bienal Internacional de Arte Contemporáneo (Biacs2), que muestra parte de sus contenidos en la sede del CAAC en la Cartuja.
"Integración no significa sólo que la persona tenga la capacidad de desarrollar una tarea remunerada. Existe también una integración social que les permite a estas personas salir de un entorno muy reducido y participar de una oferta cultural que va dirigida a todos", dice Lebrero.
"Las personas con problemas mentales sufren un doble aislamiento. Por un lado, el de su propia enfermedad que les hace introvertidos y por el otro, el que les impone la sociedad que los excluye", apunta Fina Alert, quien ha comprobado que el arte es un buen método para expresar los sentimientos, sobre todo cuando fallan las palabras.
El taller Lo desacogedor, al que han asistido cinco grupos de unas diez personas cada uno, analiza conceptos expuestos por los artistas que participan en la Biacs2 como la guerra, el recorrido, el cuerpo, la casa y la ventana. En cada sesión, los asistentes han analizado en sala las obras referidas a cada tema y después han derrochado creatividad en el taller durante dos horas.
"Algunos venían con mucho miedo porque no habían pintado en su vida, pero se van con ganas se seguir expresando todo lo que llevan dentro", explica Julia Masero, terapeuta de la Unidad de Rehabilitación de Area del Hospital Virgen del Rocío.
Antonio José Estévez, sevillano de 39 años de los que cinco lleva de tratamiento, ha pintado su propio paraíso. La propuesta del día era la ventana, una abertura que conecta el mundo interior con el exterior, y Antonio José ha llenado de color y alegría el otro lado de su ventana. "Es un sitio sin guerras, sin hambre, sin sufrimiento. Es verano, porque a mí el verano me da muchas ganas de vivir", afirma.
C. G. es una chica de 25 años que desde hace seis está luchando con los "pensamientos negativos" que la asaltan. "Llevo dos meses en tratamiento y me siento más segura y tranquila", comenta. C. G. ha creado un frondoso paisaje lleno de luz y árboles en el que, para mostrar que en el mundo también existe la tragedia, las llamas lamen sus robustos troncos.
Felipe Vallejo, psicólogo clínico del Servicio Andaluz de Salud y presidente de Línea Paralela, una asociación que apoya a los artistas con problemas mentales, es otro de los profesionales que pretende que esta iniciativa se consolide. "Hasta el siglo XVII el loco era un ser mítico, extraordinario; es con la llegada de la Ilustración cuando cambia el concepto y se les da de lado", concluye Lebrero.
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