Dani se las sabe todas

Daniel el travieso, Dani, volvió a escena. Tanto el Nàstic como el Betis mostraron un desapego descarado al balón y si no empataron a cero, a nada, fue porque Dani decidió con una de sus pillerías. Tras el latoso encuentro, Flores no alcanza a ser el revulsivo necesario para el Nàstic e Irureta se desprende de alguna manera de los incesantes rumores de destitución en los que vive envuelto.

El Betis carece de un jugador que enlace la media y la delantera, que brille por sus pases. Un trescuartista desequilibrante. Sabedor de las limitaciones de su equipo, Irureta apostó por un 4-3-3, donde la última transición -por eso de que la línea adelantada está poblada-, se presupone más rápida, corta y sencilla. No fue así; los falsos extremos, Sobis y Edú, tendieron a encontrarse en el centro, no se desplegaron por los costados en el ataque, y crearon unos vacíos tremendos en las alas. Sí que propuso el Nàstic, a partir de un 4-4-2 con dos medios centros, una ocupación racional del terreno, una intención de gobernar en la medular. Pero tampoco lo logró. Entre otras cosas, porque el Betis apretuja magníficamente sus líneas en un espacio reducido.

Para contrarrestar, el Nàstic también se empecinó en juntar sus efectivos. Así, se toparon todos los jugadores en apenas 40 metros. Y sin futbolistas con un toque de primera notable, con facilidad para saber qué hacer antes recibir, el balón apenas rodó sobre el césped del Nou Estadi. No hubo controles orientados, paredes, pases en profundidad, cambios de orientación o laterales que doblaran. Sí se prodigaron, sin embargo, todo tipo de trompicones, choques de carrocerías en la medular y desaciertos reiterados en los pases. Sólo Cuéllar por el Nàstic, con sus intermitentes incursiones por el costado derecho, y Assunçâo por el Betis, con sus lanzamientos lejanos -hizo ocho-, crearon cierto peligro. Pero ni Portillo ni Rubén Castro remataron los centros del extremo granota, ni Assunçâo apuntó con atino. Las demás ocasiones desperdiciadas, como una de Portillo y otra de Sobis, llegaron por indecisiones defensivas. Y Dani lo aprovechó.

Con el balón en los pies, Dani pisó el área, esperó que el impetuoso Ruz se tirara al suelo y buscó el contacto. Penalti que no era. Gol de Assunçâo. También marcó el Nàstic, con un gol fantasma de Llera y que, por tanto, no se dio por bueno.