Estrategia anti-Ronaldinho
Braga, el técnico del Internacional, exigió a sus jugadores "faltas duras y marcajes de hierro para frenar al mejor del mundo"
Abel Braga, el entrenador del Internacional de Porto Alegre, y su compatriota Ronaldinho se encontraron en los pasillos de los vestuarios del estadio de Yokohama después de la derrota del Barça en la final del Mundial de clubes. Con la voz ronca y la frente sudada, Abelão no pidió disculpas por su táctica de acoso y derribo contra el delantero azulgrana. Pero, eso sí, le explicó: "Era fundamental para nuestra victoria hacerte un marcaje individual". Ronaldinho, muy deportivo, le dio la enhorabuena por el triunfo y le perdonó: "Profesor, usted ha hecho lo que tenía que hacer para ganar el partido".
La táctica victoriosa del Internacional se gestó el sábado en una reunión de Braga y sus jugadores en la habitación del técnico, la 1402, del hotel Sherathon, de Yokohama. Desperdigados delante del televisor, los jugadores vieron cinco vídeos de partidos del Barça. "Analizamos profundamente dos partidos contra el Chelsea, el de fuera de casa contra el Werder Bremen y el último contra el Madrid en el Bernabéu" dice Braga.
Después de los vídeos, Braga, escuchó a sus jugadores y definieron conjuntamente la estrategia contra el Barça. El entrenador resumió así las deliberaciones de la reunión: "No tener excesivo respeto al Barcelona, prioridad absoluta en la presión con marcaje individual a Ronaldinho y robar los balones en nuestro campo para tener espacios abiertos para atacar".
Al final, la táctica del Internacional fue el guión del partido. Braga asignó la marca individual de Ronaldinho al lateral derecho, Ceará.
Antes del partido le dijo: "Vas a marcar al mejor jugador del mundo y si ganas serás el mejor lateral derecho del mundo", le arengó. Motivado, Ceará hizo un gran partido y fue él quien robó el balón a Ronaldinho e inició, desde su campo, la jugada del único de gol del encuentro. Para completar el trabajo de Ceará, los demás defensas siempre estuvieron al quite y dividían, matemáticamente, el acoso más o menos agresivo a Ronaldinho para evitar el castigo de las tarjetas amarillas.
Antes de la final, Braga, ex defensa central, con fama de muy duro en el fútbol brasileño de los años 70, había avisado públicamente de sus intenciones criticando la actitud pasiva de los jugadores del América de México en la semifinal contra el equipo español.
Él prometió "faltas duras y marcajes de hierro para parar el juego azulgrana". Cumplió su palabra. Mientras los mexicanos cometieron 12 faltas contra el Barça, los jugadores del Internacional se emplearon a fondo e infringiendo el reglamento 25 veces. La mayoría de ellas, golpes a Ronaldinho.
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