Angulo sacude al Zaragoza
El Valencia recupera su versión más sólida y maneja su ventaja frente a un rival falto de remate
Jugó el Zaragoza y ganó el Valencia. Angulo se sacó de la chistera un zurriagazo inverosímil, de esos que quitan el hipo, y sentenció un encuentro tan farragoso como táctico. Mientras que el Zaragoza achuchó, embotelló al rival pero no lo martilleó, el Valencia apretó en todas sus líneas, encimó la zona de creación y secó la inventiva contraria. Le alcanzó al equipo de Quique Sánchez Flores con una genialidad de Angulo.
ZARAGOZA 0 VALENCIA 1
Zaragoza: César; Diogo, Sergio, Gaby Milito, Juanfran; D'Alessandro (Lafita, m. 68), Celades (Óscar, m. 85), Zapater, Aimar; Sergio García (Ewerthon, m. 68) y Diego Milito. No utilizados: Miguel, Chus Herrero, Ponzio y Movilla.
Valencia: Butelle; Miguel, David Navarro, Albiol, Curro Torres; Silva (Hugo Viana, m. 90), Albelda, Baraja, Vicente (Morientes, m. 73); Angulo y Villa (Joaquín, m. 78). No utilizados: Mora, Ayala, Cerra y Pallardó.
Gol: 0-1. M. 41. Angulo lanza un disparo cruzado desde 40 metros que coge desprevenido a César.
Árbitro: Pérez Burrull. Mostró la cartulina amarilla a Sergio, Curro Torres, Joaquín, Butelle, Baraja y David Navarro.
Unos 27.000 espectadores en la Romareda.
Acostumbrado a tener la iniciativa, a gobernar los encuentros con suficiencia, el Zaragoza topó anoche con una encrucijada desconocida. El Valencia, desapegado al cuero, rehusaba descaradamente la posesión de la pelota. Víctor Fernández, atento, no varió su dibujo, pero sí una tecla del mismo. Así, en vez de dar libertad a uno de sus dos medios centros, les exigió que quedaran fijos en la posición, que no se desmelenaran en dar pases verticales. La estrategia resultó a medias; el equipo no quedó al descubierto ante las embestidas rivales al tiempo que echó en falta un apoyo en la segunda línea para culminar sus ataques.
Como si de un futbolín se tratara, las líneas del Valencia, bien apretujadas, ejecutaban sin apuros la presión, que se ubicaba en la zona de tres cuartos e impedía elucubrar a la media aragonesa, atascada sobremanera en los pases verticales. La defensa valencianista la iniciaban los delanteros, que caían a la banda para impedir las incursiones de los laterales blanquillos. Todos a una, acompasados, ahogaban la circulación del balón que pretendía imponer el Zaragoza. Recuperado el cuero, bien Albelda, bien Baraja, tiraban con presteza el contragolpe, apoyándose en los costados. Pero los centros de los interiores, Vicente y Silva, siempre fueron repelidos por la omnipresente zaga aragonesa. Hasta que Angulo, tras una recuperación de Baraja con una posible falta a Zapater sin señalar, recogió el cuero desde 40 metros y se atrevió a un lanzamiento de aúpa. César, desprevenido, se tragó el disparo, que sacó las telarañas de la escuadra. Nada mejor para el Valencia, que con el marcador a favor se las sabe todas. Faltas tácticas, defensa compacta y juego de picardía, que acabó por desquiciar al Zaragoza.
El conjunto blanquillo, atados sus laterales, renegó de atacar por los costados y no aprovechó el punto flaco del Valencia anoche, los laterales, sobre todo un desorientado Miguel, por la derecha, que pagó su inactividad. Así, desentonado en grado superlativo D'Alessandro, el equipo aragonés se centró en Aimar. Desahuciado en el Valencia, en el Zaragoza ha adquirido los galones de estrella, de futbolista desequilibrante que debe abrir los espacios ante las defensas engorrosas. Anoche, exquisito por lo vertical, se prodigó con sus diagonales desde la izquierda para el centro, pero le faltó encontrar el hueco, el pase definitivo que enlazara con los arietes blanquillos.
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