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Reportaje:Fútbol | Mundialito de clubes

Y Johan Cruyff se puso como una fiera

Los protagonistas de la derrota en la final de 1992 recuerdan que nunca estuvieron en el partido

A las 10.30 del 13 de diciembre de 1992, el Barça, con Johan Cruyff al frente, llega al vestuario visitante del Estadio Nacional de Tokio, dispuesto a jugar su primera final Intercontinental. "Sorprendentemente, dentro del vestuario se escuchaba la megafonía", recuerdan los jugadores del dream team. Media hora después dejó de escucharse la megafonía en el vestuario. A las 12.00 horas empezó el partido y ocho minutos después marcó Stoichkov. Pasadas las 14.00 horas, el Sao Paulo se proclamó campeón. Los protagonistas evocan la final para el diario EL PAÍS.

- Zubizarreta. "Fue un partido raro, por la hora, el jet-lag, el desarrollo, por cómo terminó... Tras el segundo gol de Raí, Stoichkov me dijo algo y me enfadé con él, camino de los vestuarios. Cruyff nos pegó una bronca de mucho cuidado y nos echó la culpa, claro, de la derrota. Fue raro hasta el final: los internacionales españoles salimos a la carrera para llegar cuanto antes a Sevilla.

- Ferrer. "Müller, un delantero pequeño y hábil, me volvió loco. Cruyff me echo la culpa del primer gol, porque Müller se me escapó. ¡Lo pasé fatal corriendo tras él! Tenían un equipazo y nosotros llegamos el día antes a Tokio" .

- Koeman. "Perdí con el Barça y antes con el PSV. El Sao Paulo era un gran equipo y fue mejor. No fue nuestro mejor día".

- Witschge. "No jugué mal como lateral izquierdo, pero perdimos y por eso el recuerdo es malo".

- Eusebio. "Todo fue raro. Ya en el campo no había aficiones sino gente que se emocionaba por cosas que en nuestra cultura de juego no se valoran: un control defensivo, un saque de Zubi... Acusamos la hora intempestiva en que se jugó. Una empanada".

- Guardiola: "Tenía un sueño atroz. Bostezaba en el calentamiento. Estaba fundido por el jet-lag. Y el Sao Paulo tenía un equipazo, llevaba más días de aclimatación y nos pasó por encima. Mi sensación es que no me enteré de nada".

- Bakero. "Estaba tieso. No pude nunca con Cerezo. Fue una experiencia triste. Perdimos y no pude con Cerezo ni con mi alma. Nadie estaba recuperado del jet-lag. Cruyff me quitó en el descanso y me puso a parir. ¡Vaya bronca¡".

- Goikoetxea. "Hace poco me encontré a Palinha en un torneo indoor y llevaba la camiseta que le di en la final para que se la firmara".

- Amor. "No recuerdo de qué jugué, pero sí que tuve sensaciones muy extrañas. Ellos eran muy buenos y el campo estaba muy seco; creo que la FIFA prohibió regarlo. Tengo un recuerdo de incomodidad. No estábamos en el partido. Puede que fuera la hora o que no nos recuperamos bien del jet-lag. Eran muy buenos".

- Txiki: "Albert Perrín [hoy directivo] siempre dice que perdimos por mi culpa, que tuve un gol y lo fallé. No recuerdo. Hubo una buena empanada. Jugamos a las doce del mediodía, sólo llevábamos tres días en Tokio y el Sao Paulo era muy bueno. Cruyff nos echó la culpa no sé muy bien por qué, pero rajó mucho.

- Laudrup. "Jugamos los cuatro extranjeros juntos y no era muy normal, porque en los demás torneos la UEFA lo prohibía. Así que ahora que lo pienso no tengo ni idea de cómo nos distribuimos en la cancha. El caso es que perdimos".

- Stoichkov. "Marcamos rápido y no jugamos mal, pero no supimos aguantar el resultado, por el cansancio y porque ellos tuvieron suerte. Tiraron dos veces: un cabezazo y un disparo a la escuadra que ni se lo creían. ¡Qué potra¡".

- Busquets. Portero suplente de Zubizarreta. Arrancó de cuajo el altavoz que reproducía la megafonía del estadio en el vestuario tan pronto como comprobó que era imposible bajar el volumen. Fue ovacionado por sus compañeros. Y todos le recuerdan.

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