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El 'clásico' de Nueva Jersey

Nash y Kidd protagonizan en casa de los Nets el cuarto partido con más puntos de siempre

Los 17.000 hinchas que acudieron en la madrugada del viernes al Continental Airlines Arena de Nueva Jersey tardarán en olvidar semejante derroche de baloncesto. Presenciaron el cuarto partido de la NBA con mayor anotación: 318 puntos. Lo de menos fue que los Suns de Phoenix, comandados por el cerebro por antonomasia de la Liga, el canadiense Steve Nash, se llevasen la victoria sobre los Nets de Jason Kidd (157-161). Las dos franquicias sudaron de lo lindo en un duelo que, después de un último cuarto donde se anotaron 84 puntos (43 de los Nets), se dirimió después de dos prórrogas.

Nash repartió 13 asistencias y logró 42 puntos, la mejor puntuación de su carrera, nueve de ellos en la segunda prórroga. Boris Diaw -el último jugador con la mejor progresión de la Liga repartió una asistencia más que el mismísimo Nash- sentenció con una canasta a 14 segundos del final, en lo que supuso la octava victoria consecutiva de Phoenix, la novena en diez partidos. "Creo que podemos irnos a casa pensando que ha sido un clásico; es el mejor partido que he visto en mi vida", expresó el técnico de los Suns, Mike D'Antoni, doblemente satisfecho.

Además de Nash, el otro protagonista de la noche fue su rival en el lado contrario: Kidd logró el 78 triple doble -38 puntos, 14 rebotes y 14 asistencias-de su carrera, igualando la estadística del mitológico Wilt Chamberlain. Kidd no pudo llevarse la gloria absoluta, ya que suyo fue el error que pudo privar de la victoria a su equipo, cuando el balón le rebotó en el pie a falta de diez segundos.

El tridente, o lo que es lo mismo, Kidd, Carter y Jefferson, no bastó para neutralizar a Nash. Se supone que la defensa es la gran baza del cuadro de la Conferencia Este. Eso y el contragolpe. Como evidenció el duelo con los Suns, los problemas les llegan cuando atacan en estático.

Toda una pesadilla si enfrente figura un escuadra, en el tercer año de la era Nash, que centra su juego en unas posesiones ultrarrápidas. Por algo el conductor de Canadá se ha llevado los dos últimos MVPs... Cada uno por una razón diferente. El primero, por situar en la órbita del anillo de campeón a una cuadrilla con la que nadie contaba; el segundo, por hacer que la baja de Stoudemire apenas se notara. La fórmula de Phoenix es sencilla: un ritmo infernal. Los Nets -que tuvieron un mejor porcentaje de tiros de campo (56,1% por 52,1%) y aun así perdieron- entraron al trapo y dilucidaron el mejor partido de hace años en la NBA.

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