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Reportaje:

El paraíso bailado

La compañía Aracaladanza presenta su último espectáculo, basado en un cuadro de El Bosco

Intérpretes de la coreografía &#39;¿Y si pudieras vestirte con un jardín?&#39; integrada en el montaje <i>Pequeños paraísos.</i>
Intérpretes de la coreografía '¿Y si pudieras vestirte con un jardín?' integrada en el montaje Pequeños paraísos.

El cuadro El jardín de las delicias, de El Bosco, inspira el último trabajo coreográfico de la compañía Aracaladanza; una pintura creada hace cinco siglos sirve como punto de partida de un montaje de danza contemporánea. Bajo el título Pequeños paraísos, Enrique Cabrera, director de la ya consolidada formación, presenta hoy su última creación para todos los públicos en el teatro de la Abadía.

El trabajo consta de 11 coreografías, realizadas bajo la música compuesta por Mariano Lozano, el diseño de luces de Pedro Yagüe y vestuario de Elisa Sanz. Cuatro artistas para un trabajo coral, como resalta Enrique Cabrera, alma de la compañía que en sus casi 15 años de trayectoria ha creado un estilo propio de danza, dirigido a todas las edades.

El montaje es la primera entrega de una trilogía inspirada en tres artistas plásticos

Amante de la pintura, Cabrera presenta con este montaje la primera entrega de una trilogía que se inspira en la obra de tres artistas plásticos. Tras El Bosco, llegará el turno de Magritte, cuya paleta inspirará el segundo montaje de la trilogía, titulado Nubes. Y, más adelante, un tercero aún por decidir.

Para Pequeños paraísos, Cabrera se ha centrado en la parte más luminosa del cuadro, la que representa el paraíso. La parte tenebrosa, ubicada en la derecha de la pintura, la que representa el infierno, ha sido prácticamente eludida por su carácter "tremendista". Tan sólo la coreografía titulada Sin luz en el paraíso, en la que las bailarinas evolucionan por un escenario oscuro, iluminado únicamente por las linternas que ellas portan en sus manos, está inspirada en esta parte del cuadro.

Sin embargo, el coreógrafo insiste en dejar claro que no ha tratado de representar la pintura, sino que recoge algunos elementos de la misma para realizar una versión "muy libre" y, en definitiva, mostrar sus paraísos particulares; "diminutos estados de felicidad, píldoras absurdas que ofrecen alegría; ternura y emoción, risa y diversión". En definitiva, Pequeños paraísos no trata tanto de mostrar el edén que El Bosco creara, sino inspirarse en su libertad creadora para hacer cómplice al espectador en la representación del jardín en el que Cabrera y los hacedores de este montaje les gustaría perderse.

Como ocurre en el cuadro, la unidad de la obra no resta vida propia a cada uno de los elementos que la componen. Del mismo modo que la observación detenida de la pintura permite descubrir escenas variopintas e independientes entre sí, el espectáculo tiene una unidad que tejen la luz y el vestuario; pero al mismo tiempo, cada una de las piezas coreográficas que lo componen tiene autonomía respecto a las demás. Así, entre la primera, El jardín en el telón y el suelo sucio, y la última, ¡Quiero ser libre!, se suceden otras, con títulos tan sugerentes como ¿Y si pudieras vestirte con un jardín?, que tienen su propio orden interno.

El espectáculo utiliza marionetas en el escenario para crear ciertos personajes fantásticos, y así los cuerpos de las bailarinas se funden con unas marionetas para mostrar unos pájaros gigantescos.

Pequeños paraísos. Teatro de la Abadía. Fernández de los Ríos, 42. Hasta el 30 de diciembre; días lectivos, 11.00 (funciones escolares); fines de semana y festivos, 18.00

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