_
_
_
_
_
Crónica:EL ENREDO
Crónica
Texto informativo con interpretación

Sosiego, por favor

JOSÉ LUIS RODRÍGUEZ ZAPATERO ha pedido al nuevo Gobierno tripartito en Cataluña "sosiego". Quizá no haya muchos que lo recuerden, pero "sosiego" era la palabra favorita de Felipe González. Sosiego remite a madurez, a tranquilidad, a ver atardecer desde una mecedora en el porche pensando: "Por Dios, que hagan lo que quieran, pero que no me toquen los cataplines".

Todavía van refunfuñando los dirigentes del PSOE por el nuevo Tripartito. "¡Que no hagan ni media, que no hagan ni mediaaaaa, que me conozco y me van a oír!". Entre los dirigentes políticos catalanes también se percibe una voluntad de ser discretos, tan discretos tan discretos que si pudieran se harían invisibles. "Sobre todo, nada de debates identitarios. Guarda la bandera de quince metros". "Pero si es que...". "¡Que la guardes!". Todos los políticos del nuevo Gobierno catalán repiten que van a hacer políticas sociales. Nada de banderas, todo políticas sociales. En este afán superador de la etapa anterior, ¿acabaremos viendo a Carod-Rovira fotografiándose con la cabra de la Legión? "¡A mis brazos, Blanquita, olvidemos antiguas diferencias!".

En el afán de superar la etapa anterior, ¿acabaremos viendo a Carod-Rovira fotografiándose con la cabra de la Legión?

Esta decisión de los socialistas catalanes de renunciar a los debates identitarios, incluso a negar tres veces antes de que cante el gallo que jamás conocieron a Pasqual Maragall, tiene que ver también con la irrupción del Partido de la Ciudadanía, que son más bien poco partidarios de las banderas y el nacionalismo. Los socialistas catalanes se han asustado tanto del Partido de la Ciudadanía como se han alegrado de su éxito los socialistas del conjunto de España. "¿Lo veis, lo veis?", se entusiasman en el PSOE. Después de considerarles de extrema derecha, populistas lerrouxistas, antisistema o aún cosas peores, como no acudir al palco del Camp Nou cuando juega el Real Madrid, parece que alguien ha llegado a la conclusión entre los socialistas catalanes de que el Partido de la Ciudadanía es hijo de una sobredosis de nacionalismo. Es decir, que el PC ha recogido el enfado de tres años de adorar la bandera. La solución, parece que consiste en rebajar la dosis de nacionalismo. Para eso va muy bien que los partidos políticos tengan mucha cintura y unos principios elásticos, y que vendan ideología con la misma flexibilidad que una marca de jabón vende detergente. ¿Qué pide el mercado? ¿Nacionalismo? Adoptamos discurso nacionalista. ¿Qué pide el mercado? ¿No nacionalismo? Adoptamos discurso no nacionalista.

En este sentido, el mensaje de José Luis Rodríguez Zapatero también ha sido de un gran pragmatismo: "Sosiego". Es decir, lo que sea, pero sin ruido. Tampoco está nada mal la alegría del Partido Popular con los resultados en Cataluña. Son casi los últimos, pierden votos, y es la cuarta o quinta derrota del PP en las urnas desde que Mariano Rajoy es presidente del partido... Pero siempre se muestran contentos. El día que ganen, será la bomba.

La mayor lección de pragmatismo la dio Convergència i Unió. Al día siguiente de anunciarse que quedaban fuera de la pomada, lo dijeron: "Pues ya no vamos a estar de acuerdo con la Ley de Educación". Eso es poderío. Te apoyo la Ley de Educación si me haces presidente. Si ya sabemos que en la política hay un poco o un mucho de mercadeo; ¡pero disimulen, criaturas, disimulen!

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_