El Celta se queda sin fuelle

Catanha, delantero céltico a principios de la década, celebraba sus goles imitando el vuelo de las gaviotas, que acostumbran a sobrevolar las gradas de Balaídos cuando se encienden las luces. La gaviotas, una seña de identidad de los célticos y de la ciudad portuaria, llegaron a Inglaterra sin fuelle, por eso quedaron a merced de las urracas del Newcastle, que ya se han clasificado para la próxima fase de la Copa de la Uefa. El Celta, que en casa empató con el Eintracht, enterró en Saint James Park buena parte de sus opciones de pasar.

El delantero del equipo inglés Luque, que todavía recuerda los duelos que disputó contra el Celta cuando militaba en el Deportivo, dio un aviso en el primer minuto, que sólo sirvió para espolear a los de Fernando Vázquez. El Celta se porta fuera como si estuviera en su hogar, y controló la mayor parte del juego en la primera parte. Sin dar un patadón de más de 30 metros, el balón controlado por el Celta sube poco a poco, toque a toque. Nené, muy animado en los últimos partidos, está cada día más atrevido y más decidido a crear jugadas de peligro. En uno de esos avances, un pase a Canobbio convenció al uruguayo de que debía tirar a puerta. Lanzó un zurdazo con efecto envenenado al segundo palo, imposible de parar por Given. Era el gol número 100 de la historia del Celta en competiciones europeas. El tanto de los gallegos modificó la estructura de los equipos: los ingleses se adelantaron y los de Vázquez disfrutaron de varias contras con peligro para sus rivales. Aunque el Celta siguió buscando un segundo gol, se volvió a repetir la escena de ver a Baiano, el punta celeste, luchando solo durante buena parte del choque. La otra imagen repetida esta temporada consistió en el gol inesperado, recibido en un momento de dominio céltico. Una galopada por la banda, típica del fútbol inglés, acabó con un centro de Milner que remató Sibierski con demasiada comodidad.

La segunda parte continuó con el mismo guión. El Celta jugó al fútbol, subiendo el balón desde abajo, y el conjunto de las urracas convertía la pelota en una moneda lanzada al azar por el portero, que arrojaba el balón a la suerte de su delantera, sin confiar en su medio campo. La opción escogida por el Celta fue bien distinta. La llegada de Yago al equipo, tras dos años lesionado, es un soplo de energía y de aire fresco al equipo. La seguridad del central asturiano animó a Ángel, uno de los grandes laterales del fútbol español, a participar en algunos ataques y a dar algún susto el meta inglés. El Newcaltle podía conformarse con el empate para pasar a la siguiente fase de la Copa de la Uefa, pero el Celta acusó los nervios en el último tercio y cambió el orden por los nervios. Gustavo López, el enésimo céltico que vuelve a jugar tras una lesión de meses, entró en el tramo final para desmontar la banda izquierda, donde la hierba del Saint James Park no sufrió en todo el partido por el empeño de ambos equipos de jugar por el centro. Pero sucedió lo esperado cuando el Celta juega contra un equipo de peor calidad técnica, que recibe un gol a balón parado, en este caso un saque de esquina rematado por Taylor que deja al cuadro de Fernando Vázquez con muy pocas opciones de pasar a la siguiente fase en la competición europea. Salió más rentable el empuje inglés que el control gallego.