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Crónica:Fútbol | Copa de la UEFA
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Sevilla se exhibe de nuevo

El equipo de Juande Ramos superan con enorme facilidad al Sporting de Braga

Está muy dicho en los últimos meses lo de que el Sevilla juega que da gusto verlo. Pero es que escribir otra cosa sería pecar de original y de injusto con uno de los pocos conjuntos que hacen que este juego sea un espectáculo bello y por el merezca la pena pagar por ver.

Por buscarle un defectillo, se puede decir que ya no entra en los partidos como esa estampida milimetrada que solía ser. El sábado pasado contra el Valencia y ayer contra el Sporting de Braga, los primeros 20 minutos fueron del contrario. De hecho, ayer hasta tuvieron que encajar un gol. Una jugada, en el minuto 5, al saque de un córner con pase atrás y remate seco según venía de Cesinha acabó con el balón en la red. Pero el árbitro sustituyó el saque de centro del campo por el de una falta que casi nadie vio a un defensa sevillista. El conjunto portugués se limitó a eso y a una fenomenal internada por la derecha de Maciel que centró sobre la marcha a Cesinha que no llegó a rematar por poquísimo (y por un sutil empujón de Dani Alves).

SEVILLA 2 - BRAGA 0

Sevilla: Palop; Alves, Javi Navarro, Escudé, David; Adriano (Alfaro, m. 77), Poulsen, Renato, Puerta; Kanouté (Kepa, m. 77) y Luis Fabiano (Chevantón, m. 66). No utilizados: Cobeño; Duda, Martí y Aitor Ocio.

Sporting de Braga: Paulo Santos; Luis Filipe, Paulo Jorge, Nem (Castinheira, m. 69), Carlos Fernandes (Joao Pinto, m. 82); Vandinho, Frechaut; Maciel, Cesinha, Chaves; y Zé Carlos (Wender, m. 66). No utilizados: Dani Mallo; Paito, Irineu y Gama.

Goles: 1-0. M. 41. Luis Fabiano a pase de Adriano. 2-0. M. 75. Chevantón.

Árbitro: H. Fleischer (Alemania) Amonestó a Luis Filipe, Cecincha y Palop.

Unos 35.000 espectadores en el estadio Sánchez Pizjuan.

Pero lo que parecía una empanada sevillista era en realidad el tiempo que el toro pasa rascando el suelo con las patas antes de llevárselo todo por delante. En lo que va de los 20 minutos a la media hora, el Sevilla pudo marcar hasta cuatro goles. Primero Alves se coló con su peculiar estilo pero remató fatal. Casi de inmediato, fue Adriano el que cimbreó hasta la frontal del área dejando defensas como el que silba y su buen disparo lo desvió con un paradón -el por otro lado siempre temblón- Paulo Santos. Después fue Luis Fabiano el que -bastante chupón- intentó un globo desde la esquina derecha del área del conjunto portugués. En fin, un festival.

Y es que si un día está bajo Renato, es Poulsen el que está enorme; si Puerta no se va, Adriano les hace un ocho desde la otra banda. Un jugador se sale de esa norma. Y de casi todas. Daniel Alves es un lateral, por llamarle algo, que cada día defiende algo mejor y que se está convirtiendo en un pasador desde banda de gran categoría.

El primer gol lo metió Luis Fabiano, pero casi todo el mérito fue de Adriano que se plantó en el área, dejó sentado al defensa que le tocaba esta vez y centró hacia atrás para que el ariete brasileño fusilara a placer.

La segunda mitad fue bastante más aburrida. El Sevilla se dedicó a conservar sus fuerzas y a los portugueses no les llegaba el fútbol para meter miedo. Pero en el Sevilla todo parece desarrollarse como en una película de las de Estrenos TV -de las de superación y final feliz- y Juande Ramos decidió sacar a Chevantón al campo. El uruguayo se llevó la primera ovación y marcó su primer gol. No podía ser de otra manera.

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