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Entrevista:PETER CARRIL | Ex técnico de Princeton y ex asistente de los Kings | Baloncesto | La exitosa carrera de un hijo de españoles

"El nivel técnico de la NBA está sobrevalorado"

Peter Carril (Estados Unidos, 1930), entrenador y mito del baloncesto estadounidense, prefiere que le llamen Pedro: es hijo de españoles. Su nombre, en español o en inglés, es la tarjeta de presentación de toda una institución en el baloncesto universitario y de la NBA. Miembro del Hall of Fame y técnico de la Universidad de Princeton durante casi treinta años, su llegada a la NBA, donde fue asistente de los Kings de Sacramento durante diez años, coincidió con la confirmación del equipo de California como uno de los más brillantes de la Liga. Carril, que chapurrea el español, visitó esta semana Madrid para impartir un clinic en la Universidad Europea.

Pregunta. ¿Cómo se pasa de hijo de trabajadores españoles a entrenador en Estados Unidos?

"Crecí durante la Segunda Guerra Mundial. No podías ser un majadero. Había demasiados chicos muriendo"
"Ricky Rubio me gusta. Quiere ser un artista, otro Maravich. Pero también debería fijarse en Stockton o Nash"

Respuesta. Mi padre nació en Riaño, un pueblo de León, que ahora está bajo un pantano y que he visitado esta semana por primera vez. Mi madre nació en Salamanca. Trabajaban en Bilbao, en una fábrica de hierro, y se fueron a Estados Unidos. Eran los únicos que podían aguantar el calor, la temperatura de los hornos. Era un trabajo brutal. Crecimos en una comunidad de unos cien españoles. Eran trabajadores duros, que criaron buenas familias. Yo aprendí a hablar español. Cuando fuimos a la escuela, ni mi hermana ni yo sabíamos inglés. Mi padre no quiso asimilarse, aprender la cultura estadounidense. Jugaba a la brisca, al fútbol... mucha de esa gente fue a la Guerra Mundial y la mataron. Fueron gente exitosa: hay varios médicos, yo que soy entrenador...

P. Ha entrenado usted medio siglo. El baloncesto ha cambiado.

R. Empecé a entrenar hace 53 años. Paré cuando me dieron la orden de ir a la Guerra de Corea, en los cincuenta. Cuando terminó, volví a entrenar. El juego se está volviendo cada vez más individualista. El márketing se ha convertido en algo muy importante. Los tíos que estuvieron en la vieja NBA prefieren el concepto de juego en equipo... pero el que viera la NBA el año pasado, por ejemplo la eliminatoria entre San Antonio y Dallas, no habrá visto nada mejor que eso. Yo, después de tantos años viendo baloncesto, no lo he visto. Pero no se puede jugar así toda la temporada: hay demasiados partidos y el cuerpo humano no puede aguantar ese castigo. A siete partidos, el nivel y la intensidad del juego son increíbles.

P. ¿Piensa que ahora el físico domina sobre la técnica?

R. Eso es verdad en Estados Unidos. Cogen jugadores del instituto, que no están preparados para jugar, y chicos como LeBron James, el líder de los Cavaliers, sólo hay cuatro o cinco, no un centenar. Si pasan cuatro años en la universidad, todos mejoran. Los fundamentos del juego, en cualquier caso, siguen siendo los mismos: debes tirar bien, tener un nivel técnico bueno y defender muy bien. La única diferencia es que ahora se le da un poco más de bombo.

P. ¿Le sorprendió la NBA?

R. Me pareció que el nivel técnico de los jugadores estaba sobrevalorado. Creo que alguien, en el proceso de formación, podía haber empleado un poco más de tiempo enseñándoles. Eso sólo se hace en las universidades pequeñas, aunque las lecciones que importan solían darse en el instituto. Ahora viajan demasiado y eso daña el proceso de formación. Yo tuve suerte. En Sacramento tenía a Divac, Stojakovic, Webber...

P. Un equipo lleno de europeos.

R. Tenía que pasar. ¡Muchos de ellos han crecido altos! El baloncesto europeo está mejorando. Tiene mejores jugadores. Cuando vine a España, a Málaga, en los años setenta, la influencia de los entrenadores yugoslavos y rusos era evidente. Estaban muy preparados. Había grandes jugadores, como Sabonis: ¡Dios mío! ¡Y en la NBA lo vimos cuando estaba en decadencia, con unas rodillas horribles, con sobrepeso! Vlade [Divac] fue una especie de versión en miniatura de Sabonis. Y luego está Gasol, que es terrible. Es rapidísimo, con calidad. Dependiendo de dónde juegue y cuánto dure va a ser muy bueno. Tiene buen futuro. Tío, corre, pasa un montón y anota.

P. ¿Qué le parecen el resto de españoles de la NBA?

R. He visto a Calderón. Este año tiene más seguridad en sí mismo. Él y Garbajosa lo están haciendo bien. No he visto jugar a Rodríguez. Me dicen que es muy bueno.

P. En España juega Ricky Rubio, de 16 años. ¿Le ha visto?

R. Sí. Me gusta. Me da la impresión de que quiere ser otro Pete Maravich. Eso no está mal, pero no es bueno tampoco. La cosa más horrible que recuerdo de Maravich es que cuando murió dijeron que era un gran artista. Eso es terrible. Si Rubio va a modelar su juego siguiendo el ejemplo de alguien, debería mirar a John Stockton o a Steve Nash. Cuando mueran dirán de ellos que eran grandes competidores. Y por eso es por lo que quieres que te recuerden. Son buenos defensores, anotadores y pasadores. Hacen de todo. Y son gente dura.

P. ¿Cómo afecta el dinero a los jugadores?

R. No pasé el suficiente tiempo en la NBA como para enamorarme de ella. Un tipo me dijo que lo primero que deberías hacer, tu meta principal, debería ser ganar. Eso te hará feliz. Y te hará hacer mucho dinero. Y añadió: ahora es dinero, ser feliz y más tarde ganar. Hay algo de verdad en eso.

P. Entrenó a Princeton, que no beca a deportistas.

R. Fue la parte más difícil de mi trabajo. Fui feliz por tener jugadores lo suficientemente buenos como para competir. La filosofía en Princeton es que pagar a un tío por jugar es pagar un mercenario. Y eso nunca cambiará: lo principal ahí es enseñar. No hay muchas cosas a las que se pueda aplicar la palabra nunca. Ésta es una de ellas.

P. ¿Qué hay que hacer para jugar con usted?

R. Nada muy difícil. Tiene que encantarte jugar, ser un buen pasador, nada egoísta, comprometerte... soy el hijo de un trabajador: valoro lo que viene de alguien que ha trabajado duro, porque vi a mi padre volver a casa todos los días con quemaduras por todo el cuerpo. Cuando crecí, empezó la Segunda Guerra Mundial. No podías ser un majadero. Había demasiados buenos chicos muriendo. Debías tener un impacto. Quiero gente que quiera aprender.

P. ¿Qué papel debe desempeñar un entrenador?

R. El de un padre. El de un profesor. Nunca pensé que pudiera mantener ese tipo de relación con los jugadores en la NBA. Tampoco tenía por qué. Allí aprendí que hay una gran diferencia entre un asistente y un entrenador. A mi edad, definitivamente, prefiero ser el asistente. Lo otro es duro.

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