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Crónica:LA CRÓNICA
Crónica
Texto informativo con interpretación

Misterios socialistas

Tratar de comprender a los socialistas alicantinos es una de las tareas más difíciles a las que uno se puede enfrentar. Averiguar cuáles son las razones últimas de su conducta, qué objetivos les mueven a comportarse de una determinada manera es poco menos que un enigma de imposible solución. Cuántas veces lo he intentado, no he conseguido llegar a ninguna conclusión, y eso después de haber dedicado al asunto numerosas horas. Debo reconocer que he fracasado por completo.

El objetivo primordial de un partido político es alcanzar el poder para gobernar. Sobre esto, no parece que quepan muchas discusiones. Pues bien, en el caso del socialismo alicantino las cosas no son exactamente así. Por lo que tengo comprobado, para el socialista alicantino lo único importante es alcanzar el poder dentro de su agrupación. Una vez lo ha logrado, hará cuanto esté en su mano para mantenerlo y si para ello, por ejemplo, considera que debe renunciar a la alcaldía de la ciudad no dudará en hacerlo. Es lo que ha sucedido en los últimos años.

Durante ese periodo, los dirigentes del socialismo alicantino se dedicaron a proponer candidatos sin posibilidades efectivas de alcanzar el triunfo. Los aspirantes eran personas excelentes, ciudadanos ejemplares que llevaban largo tiempo militando en la política y profesando las ideas socialistas. Les faltaba, sin embargo, la cualidad esencial que debe poseer todo candidato: la voluntad de ganar, esa ambición que el ciudadano detecta de inmediato y que le lleva a entregar su voto. Las campañas electorales fueron de tan baja intensidad, que jamás despertaron en los electores la chispa del entusiasmo. Díaz Alperi consiguió una mayoría tras otra prácticamente sin tener que esforzarse.

El nombramiento de Etelvina Andreu como aspirante socialista a la alcaldía de Alicante hizo pensar por un momento que los problemas quedaban atrás. Andreu parecía la persona adecuada para disputar la elección a Luís Díaz, el candidato del Partido Popular. Después de doce años de mandato, Díaz está fatigado y los frentes que tiene abiertos con la Justicia no parece que puedan ayudarle. Andreu tiene la ventaja, en los tiempos que corren, de ser una mujer. Pero, además, se trata de una mujer preparada que ha actuado con discreción y buenas maneras desde la subdelegación del Gobierno en la ciudad.

El momento culminante de la popularidad de Andreu se produjo en los primeros días de octubre, cuando concedió una entrevista al diario Información. La interviú produjo una magnífica impresión entre los lectores. En ella, Andreu demostraba tener ideas propias, conocer la ciudad y sus principales problemas, y se atrevía a apuntar soluciones para alguno de ellos. Alicante, venía a decir Andreu, debe convertirse en una gran ciudad, pero su crecimiento deben decidirlo los ciudadanos y no los constructores, como ha sucedido hasta ahora. El efecto de esas palabras fue inmediato y Díaz reaccionó con una tremenda dureza, que mostraba su preocupación.

Veinticinco días después, las cosas son muy diferentes. Luis Díaz da la impresión de ser hoy un hombre feliz, y ha recuperado su habitual afabilidad y el buen humor. Mientras, en los alicantinos crece la sensación de que los socialistas tampoco tienen esta vez un excesivo interés en disputar la alcaldía de la ciudad. En las últimas semanas, las apariciones públicas de Etelvina Andreu se han distanciado, y da la impresión de que la candidata hace lo posible por pasar desapercibida. Por diversos motivos, más o menos imprecisos, su presentación oficial ha sufrido dos aplazamientos. Tras el último de ellos, el secretario general del PSPV en Alicante, Roque Moreno, no ha facilitado una fecha exacta para el acto.

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