Desastre general en San Mamés
Athletic y Racing discuten sobre quién juega peor y el árbitro decide castigar a los rojiblancos
Tan aburrido estaba el partido que el árbitro, también aburrido, decidió cambiarlo. Es lo que tienen algunos árbitros, que no soportan el aburrimiento, es decir, que no soportan el desapercibimiento popular. Y en el minuto 40, harto, como el público, de tamaño ejercicio de impotencia (sólo hubo un disparo entre los tres palos, mandado a las manos de Lafuente), convirtió una entrada de tarjeta amarilla en una expulsión sumarísima de Gabilondo cuando el delantero rojiblanco sólo trataba de frenar la salida del central racinguista, Oriol. Gabilondo llegó tarde y golpeó la espinillera de Oriol, que se revolcó por el césped, y Pino Zamorano dijo hasta aquí llegó el aburrimiento. La rigurosísima sanción tuvo efectos múltiples. Primero, acabó con los bostezos en las gradas, que se convirtieron en gritos de "¡fuera, fuera!". Segundo, espoleó a un Athletic que era la viva imagen de la impotencia futbolística, que no tiraba a puerta y que tenía un juego tan previsible que hasta de espaldas al campo se podía adivinar la jugada. Y tercero, amuermó al Racing, ya de salida reservón, que se hizo un lío a la hora de decidir qué hacía con su superioridad numérica. La conclusión fue extraña: el árbitro enfadó al público, el público se contagió del orgullo de su equipo, el equipo se revolvió contra la adversidad y el Racing decidió que un hombre más le garantizaba el empate y tampoco era cuestión de arriesgarse en nada.
ATHLETIC 0 - RACING 0
Athletic: Lafuente; Iraola, Ustaritz, Sarriegi,Amorebieta; Orbaiz, Javi Martínez; Etxeberria (Llorente, m. 64), Yeste (Urzaiz, m. 87), Gabilondo; y Aduriz. No utilizados: Alcalde; Murillo, Dañobeitia, Expósito e Iturriaga.
Racing: Toño; Pinillos, Oriol, Garay, Luis Fernández; Scaloni (Balboa, m. 69), Antonio Tomás (Vitolo, m. 46), Colsa, Melo (Óscar Serrano, m. 73); Zigic y Munitis. No utilizados: Calatayud; Alfaro, Juanjo y Aganzo.
Árbitro: Pino Zamorano. Expulsó a Gabilondo (m. 39). Amonestó a Antonio Tomás, Felipe Melo y Colsa.
Unos 38.000 espectadores en San Mamés.
Del fútbol no había noticias porque a Orbaiz se le notó en exceso que venía de una lesión y no estaba para ruidos y a Yeste tan pronto se le veía como desaparecía en esos huecos, vacíos, que algunos jugadores saben encontrar. Decía Portugal, en la semana previa, que el Racing era algo más que Zigic y Munitis. Tendrá que demostrarlo. En el ataque son sólo ellos dos, que se buscan continuamente, que sólo combinan entre ellos y que rara vez encuentran apoyo en el resto de los compañeros. Ellos se lo guisan y ellos se lo comen. Ayer ni guisaron ni comieron. Munitis nunca encontró su papel y Zigic, sin Munitis, es poca cosa: muy alto, muy desvaído y muy necesitado de los demás. Entre Sarriegi y Ustaritz le condenaron a un papel muy secundario mientras Munitis se iba apagando como una vela. El Racing es más, ciertamente; es Colsa, sobre todo, un futbolista de tranco corto, pero con una técnica individual notable y un sentido de la orientación perfecto. El problema es que juega muy lejos de los dos delanteros. Y el problema es que el técnico, Portugal, está tan acuciado que le vale todo lo que no sea perder y ya acumula seis partidos sin que eso ocurra. Las críticas al conservadurismo, ha decidido, pueden esperar.
Porque ayer, ante un Athletic herido, racial, casi exhausto, pudo arruinar todo su crédito si nuevamente Pino Zamorano (se supone que ya no aburrido, pero quizás envalentonado) no le echa una mano al principio de la segunda mitad. Luis Fernández derribó a Yeste dentro del área y el colegiado miró para otro lado.
En el partido no hubo más. El fútbol exhibido no merecía goles por parte de nadie, aunque el Athletic, escaso de juego, pudo haber sacado rédito a su ejercicio de orgullo. Se lo impidieron dos decisiones arbitrales. El Racing encontró lo que buscó. Simplemente, lo consiguió de forma más fácil de lo previsto. Nunca fue a por el partido, nunca se desplegó en el ataque. Sólo confió en que nuevamente Munitis y Zigic le sacaran las castañas del fuego. Pero ayer no era su día. Tan malo fue el partido que el empate sin goles lo retrató, aunque mediara la mano de un árbitro que se aburría. El Athletic sigue sin ganar en San Mamés y el Racing mantiene su racha de partidos sin perder. El fútbol, al parecer, puede esperar.
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