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Reportaje:

Ramírez de Haro revisita a Ibsen para reírse de todo

El autor de 'Me cago en Dios' estrena 'Ojalá estuvierais muertos'

El dramaturgo Íñigo Ramírez de Haro lo tiene claro: "He hecho la mayor putada que se le puede hacer a un autor, que es destriparle". Así se expresa para hablar de su obra Ojalá estuvierais muertos, definida como "Tragicomedia romántica para reírse de todo, incluso de Ibsen", que se ha estrenado el Teatro Galileo (Galileo, 39) con la compañía El Gato Negro y en coproducción con el Centro Dramático de Aragón.

Y es que el escritor ha tomado para su obra tres textos del autor noruego Henrik Ibsen, que piensan que no deben ser excepcionales porque nunca se representan: "Pero dentro de ellos hay algunos conflictos sobresalientes y los he utilizado, pero no me siento muy mal por ello porque leyendo biografía del autor noruego he descubierto que él hacía lo mismo y que como a mí le gustaba incorporar a lo que era su concepción escénica la posibilidad de jugar con los contrastes, de enfrentar la tradición y la cultura vanguardista, la física con la metafísica, la vida con la muerte", señala Ramírez de Haro a propósito de esta pieza, que le fue encargada con motivo del centenario del autor de Casa de muñecas.

Ojalá estuvierais muertos, que cuenta con dirección de Alberto Castrillo, se adentra en el mundo de tres parejas que llevan a los espectadores de la risa al llanto. En escena seis jóvenes actores, Rafael Blanca, José Calvo, Rafael García Muñoz, Ivana Heredia, Garbine Insausti y Lola Polo que se mueven dentro de la escenografía de Ludivine Defranoux.

El espectáculo está situado en carnaval: "Época de transgresión y sueños y día mágico donde el mundo se transforma, se enmascara y se traviste para sacar su verdadero ser", dice el autor de este montaje, cuya dramaturgia ha partido de las inquietantes historias de La dama del mar, El pequeño Eyolf y Cuando los muertos nos despertamos, las tres últimas obras de Ibsen que han sido revisitadas, deformadas y entremezcladas por Ramírez de Haro y la compañía El Gato Negro.

"Es una obra divertida y trágica, con el dinamismo de la comedia y la densidad del drama que no creo que pueda dejar indiferente a nadie", señala Castrillo, quien ya se enfrentó al binomio Ibsen-Ramírez de Haro con la puesta en escena de Un tal Pedro, una versión del clásico Peer Gynt que fue premiada en 2004.

Íñigo Ramírez de Haro es autor de Me cago en Dios, obra por la que él y sus actores fueron atacados por grupos de ultraconservadores durante la representación en el Círculo Bellas Artes, en 2004. La Comunidad de Madrid -cuya presidenta, Esperanza Aguirre, es cuñada del escritor- pidió la retirada del montaje.

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