_
_
_
_
_
Reportaje:Fútbol | Séptima jornada de Liga

"Nunca me impresionó el Bernabéu"

Neeskens, ayudante de Rijkaard, jugó cuatro partidos con el Barça en Madrid y sólo ganó uno

Leyenda del barcelonismo y, al mismo tiempo, integrante de la Holanda que deslumbró en el Mundial de Alemania 74, a Johan Neeskens el Bernabéu le resulta tan conocido como agradable de visita. De las nueve veces que se midió al Madrid, cinco partidos los jugó en el Bernabéu: ganó uno, empató otro y perdió los otros dos. Intuye que el Madrid-Barça sigue siendo muy especial: "En eso no ha cambiado nada el fútbol español en los últimos 30 años. Es algo más que un encuentro", reconocía ayer quien desde el pasado agosto trabaja codo a codo con Frank Rijkaard en el Camp Nou. Además, en el Bernabéu jugó una final de la Copa del Rey (1978: Barça, 3; Las Palmas, 1).

Nacido en Hemstede (Holanda) en 1951, Neeskens debutó en el feudo blanco con el Ajax la noche del 25 de abril de 1973: "Sólo recuerdo que ganamos", avisa Neeskens. Vencieron (0-1, Muhren) y jugaron la final en Belgrado contra el Juventus. "Ganamos 1-0 gracias a un gol de Rep. Es la única vez que he jugado contra Capello", recuerda.

Centrocampista fìsico, de largo recorrido, buen disparo, buena llegada y mucha capacidad en la recuperación, sobre todo por su tackle, Neeskens barría la carrera del atacante lanzándose al suelo y desplazándose hasta encontrar el balón. Un estilo que aprendió jugando al béisbol -lo hizo hasta los 17 años- y que impactó al fútbol español tanto como sus tobilleras blancas -en realidad, eran vendas sobre el calcetín-, los lanzamientos de penalti- siempre duro, al centro y arriba- y sus remates de cabeza, generalmente letales.

Precisamente, Neeskens le marcó su primer gol al Madrid de cabeza. "Me la puso Charly [Rexach]", recuerda, aunque la memoria le pasa factura y no fue en el Bernabéu como afirma, sino en el Camp Nou (1975-76). "Puede ser", asume. "Pero en Madrid marqué, seguro, el primer gol de un partido que nos ganaron por 3-1". Muy cierto; fue en el curso 1978-79.

"Es un campo que recuerdo con cariño. Me encantaba jugar los clásicos porque son partidos muy especiales. Como sucede hoy, tampoco entonces tenían un ganador claro", insiste. Eso sí, asume que jugar de local da un aire de favorito al Madrid cuando recibe al Barça: "Es lógico. Es un campo que presiona mucho, pero no me impresionó nunca", remite. "El Camp Nou es más grande y yo ya había jugado antes de venir al Barça en Moscú, ante 100.000 espectadores, y una final del Mundial", apostilla.

Recuerda especialmente y con cariño a quienes fueron sus rivales: "Benito, un tipo duro; Del Bosque, muy bueno; Camacho, Velázquez, el alemán..., sí, Netzer, y uno que saltaba mucho..., buenísimo; ¡Santillana! ¡Cómo remataba!", exclama aún hoy Neeskens.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_