Rapsodia húngara
La economía magiar lucha para reducir su elevado déficit fiscal
La grave crisis política que atraviesa Hungría es la cara más visible de un agudo problema de déficit fiscal. Este año, el desequilibrio llegará al 10,1% del PIB -el más elevado de la UE- debido a una década de crecimiento del gasto público y de reformas estructurales postergadas. La Comisión Europea ha dado al país su última oportunidad para tomar medidas efectivas.
La deuda pública aumentará desde el 68,5% de este año hasta el 72,3% en 2008 y se intentará reducirla al 70,4% en 2009
La crisis política que atraviesa Hungría es la cara más visible de un problema de déficit fiscal que alcanzará este año el 10,1% del PIB
La Comisión Europea ha dado un año más a Hungría para corregir su elevado déficit fiscal. El Ejecutivo europeo ha sido claro y ha insistido en que si no se toman las medidas concretas y si no se cumple el postergado plan de reformas y racionalización del gasto público se podría suspender el envío de los fondos europeos. Sería la primera vez que se toman medidas contra uno de los países de la ampliación que se incorporaron a la UE durante 2003.
El programa de convergencia presentado por el cuestionado primer ministro, Ferenc Gyurcsany, pronostica un déficit del 10,1% del PIB para 2006 y planea reducirlo hasta el 3,2% del PIB en 2009. Unas promesas que parecen no convencer a la UE, que ha exigido esfuerzos adicionales y que desde 2004 viene advirtiendo del descontrol presupuestario. El desequilibrio fiscal es uno de los problemas históricos de la Administración húngara. Durante esta década, sus niveles de déficit superan el 5% del PIB anual y durante 2002 rozó el 9,1% del PIB.
Gastos descontrolados
Estos elevados niveles de deuda se han generado por décadas de descontrol en el gasto público. Durante los últimos 10 años, las crisis políticas han sido solventadas con aumentos de los salarios de los empleados públicos, mejoras en las pensiones y el mantenimiento de un valor artificialmente bajo para los precios de los servicios básicos. A pesar de las promesas de la Administración por racionalizar sus ingresos, el gasto ha continuado creciendo, y sólo en 2003 se ha elevado en un 6,2%.
La deuda pública aumentará desde el 68,5% de este año hasta el 72,3% en 2008 y se intentará reducirla al 70,4% en 2009. Precisamente, este desequilibrio fiscal, junto a la caída de la moneda local, ha sido el detonante de la agitación social que afecta a Hungría desde hace ya casi un mes. Tras conocerse una grabación en que Ferenc Gyurcsany confesaba que había mentido sobre las cuentas públicas para ganar las últimas elecciones, el propio primer ministro ha presentado un plan para reducir costes y racionalizar el gasto.
La idea es aumentar los ingresos mediante el alza del IVA del 15% al 20% para los alimentos y un crecimiento de dos puntos en las cotizaciones a la Seguridad Social. El plan también tocará puntos tan sensibles como los servicios básicos. La idea es aumentar la factura del gas del 30%, de la electricidad en un 8% y cobrar por los servicios médicos y los medicamentos, algo que ha provocado el descontento generalizado en la población. El ajuste también implica el compromiso de restringir el gasto público prácticamente a cero.
Crisis política
Esta fuerte restricción del gasto también podría generar problemas en el crecimiento de la economía húngara. Los últimos datos indican que la economía ha crecido un 4,1% durante el segundo trimestre del año, lo que ha elevado el crecimiento interanual hasta el 3,8%. Las previsiones de la OCDE antes de la crisis política indicaban que este año y el próximo el PIB podría elevarse hasta un 4,5%. Durante la última década, Hungría ha mantenido tasas de crecimiento entre el 3% y el 4%.
Los analistas advierten que las medidas podrían generar una ralentización por la caída de la demanda y del gasto público, los actuales pilares de la estructura económica húngara. De momento, el consumo privado crecerá un 4% este año, mientras que el gasto del Estado sólo se elevará un 2,3%.
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