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180 niños han sido desalojados de un colegio ante el riesgo de derrumbe

Los muros del centro Emilia Pardo Bazán, en Lavapiés, presentan grandes grietas

Jesús Sérvulo González

Unos 180 chavales del colegio Emilia Pardo Bazán, en Centro, fueron trasladados el pasado miércoles a otro centro en el distrito de Arganzuela, ante los riesgos que presentaba el colegio en el que recibían clases. Sus paredes están repletas de grietas, de más de 10 centímetros. El Ayuntamiento de Madrid asegura que el asunto es competencia de la Comunidad. Ambas administraciones firmaron un convenio, en 2001, para que las reformas y mantenimiento sean a cargo del municipio. Un portavoz regional indica que han cumplido con la "obligación" de escolarizar a los niños y traslada el problema al Consistorio. Mientras las dos administraciones se ponen de acuerdo, los niños siguen "de prestado".

El 27 de septiembre, Alba, una niña de 10 años, del colegio Emilia Pardo Bazán, en el distrito de Centro estaba terminando su día de clases, le quedaban 15 minutos para salir corriendo al encuentro de su madre como todos los días. En ese momento, cuando aún todos los niños estaban en clase, "un pesado ladrillo macizo se desprendió de la cornisa del edificio y aterrizó a unos metros del portero del colegio, que estaba abriendo la puerta", cuenta Susana Cintado la madre de Alba.

Un responsable del colegio, reformado en 2005, llamó al Ayuntamiento para avisar del desprendimiento. Estos enviaron a los bomberos para que solucionaran el problema, cuenta Susana. "Estos se descolgaron y quitaron los ladrillos peligrosos. El patio del colegio se llenó de escombros", recuerda la madre.

Susana Cintado es miembro de la Asociación de Padres del colegio Emilia Pardo Bazán. Cuenta como han reclamado "en varias ocasiones al Ayuntamiento que haga un seguimiento del mantenimiento del centro escolar". Y critica indignada: "No nos han hecho ni caso. Y de repente, el pasado día 4 de octubre deciden que hay que desalojar urgentemente". Susana, junto a otras madres, explica que lo peor es que "no nos han informado de nada, ni la Policía Municipal, ni desde el Ayuntamiento... nada".

Los servicios técnicos municipales en un documento enviado al concejal de Centro, Luis Asúa, en la que reducía los daños en el edificio a "desprendimiento en el cerco de una puerta por los golpes sucesivos de los alumnos". Unos días más tarde se han visto obligados a desalojar en inmueble.

Ordenado el desalojo desde el Ayuntamiento, los responsables del colegio Emilia Pardo Bazán llamaron, a media mañana, a los padres de los alumnos para que fueran a por los niños. Estos fueron trasladados al instituto Cervantes, al lado del colegio, hasta que fueron recogidos por sus padres. "Nos dijeron que pondrían otro centro a nuestra disposición", sostiene Susana. Al día siguiente los padres se encontraron, al llevar a sus niños al cole, cuatro autobuses para transportar a sus hijos al centro Tirso de Molina, un flamante colegio en Arganzuela, que ya cuenta con 380 alumnos, y que está a más de media hora de viaje.

"Nos han dejado nueve aulas que tenían reservadas para preescolar", explica la madre. "Pero no hay profesores de apoyo, y los que hay no dan abasto", agrega. "El colegio no cuenta con condiciones para los pequeños", protesta.

El Emilia Pardo Bazán fue reformado en 2005. El Ayuntamiento de Madrid invirtió 830.000 euros para remozar el centro, bastante deteriorado. Pero se olvidó de la luz. Los niños pasaron un año 2005 sin calefacción "y con los abrigos puestos en clase", cuenta Susana. A final del año pasado comienzan a aparecer las primeras grietas. Los padres protestan reiteradamente al Ayuntamiento. Técnicos municipales achacan las grietas a las obras de un aparcamiento subterráneo que se estaba construyendo frente al colegio.

El Ayuntamiento asegura que la responsabilidad de Educación corresponde a la Comunidad de Madrid. Sin embargo, existe un convenio, en 2001, suscrito entre el Consistorio y la Administración regional para la reforma y el mantenimiento del Emilia Pardo Bazán. Por su parte, un portavoz de la Comunidad asegura que han cumplido con la obligación de "escolarizar" a los niños. "Hemos trasladado a los alumnos a otro colegio que cumple con todos los requisitos". El portavoz del PSOE, Óscar Iglesias, aseguró ayer que la responsabilidad es municipal. Y consideró que "la desidia y la falta de actuación política ha puesto en riesgo la integridad física de los niños". El PSOE exigirá "una investigación exhaustiva".

"No es un caso aislado"

El edificio en el que se ubica el colegio Emilia Pardo Bazán fue levantado en 1931 al amparo de la Institución Libre de Enseñanza para favorecer el aprendizaje de los niños. El inmueble, que cuenta con amplios ventanales y luminosos pasillos, está situado en la calle de la Ribera de Curtidores.

En 1999, aparecieron las primeras arrugas en el colegio. Entonces, presentó algunos problemas estructurales. Este hecho fue denunciado por los padres y el PSOE.

Dos años más tarde, las protestas forzaron a un acuerdo entre la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento para rehabilitar el edificio. Este primer arreglo costó 24.000 euros, pero "no sirvió para nada", según denuncia el PSOE.

Poco más tarde, el Ayuntamiento encarga más actuaciones en el colegio, para lo cual invierte más de 830.000 euros. Las obras se prolongaron durante siete meses, cuatro más de los previstos. Esta circunstancia obligó a trasladar a los niños a un colegio de Aluche.

El caso del Pardo Bazán no es aislado, según el portavoz municipal socialista, Óscar Iglesias. Éste explicó que el 70% de los colegios de Madrid tiene más de 30 años y presentan deficiencias.

Iglesias denunció que el curso ha comenzado con más de 5.000 alumnos, "obligados a estudiar en barracones o en escuelas en condiciones precarias".

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Sobre la firma

Jesús Sérvulo González
Redactor jefe de Economía y Negocios en EL PAÍS. Estudió Económicas y trabajó cinco años como auditor. Ha cubierto la crisis financiera, contado las consecuencias del pinchazo de la burbuja inmobiliaria, el rescate a España y las reformas de las políticas públicas de la última década. Ha cursado el programa de desarrollo directivo (PDD) del IESE.

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