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Reportaje:

El Shisha se resiste a Pasaban

El viento aborta el asalto de la alpinista española, que insistirá en breve

Edurne Pasaban (Tolosa, 1973) tuvo que descender ayer de la montaña y renunciar a hollar la cima. No es la primera vez ni será la última. Su retirada del Shisha Pangma (8.013 metros) fue condicionada por uno de los peligros objetivos de la alta montaña y que los alpinistas conocen bien. A 7.600 metros de altura, Pasaban, Esther Sabadell y Asier Izaguirre se vieron obligados a descender al campo base a causa del fuerte viento que reinaba en la pirámide final de la cima. "Ha sido una pena. En esta ocasión el Shisha Pangma nos ha cerrado las puertas", relató Pasaban por teléfono a este periódico. "Salimos del campo 2, situado a 7.250 metros, con viento. Era una mala señal, pero lo intentamos. Pero a medida que ganábamos altura, la velocidad del viento iba en aumento. Calculamos que era superior a los 80 kilómetros a la hora". Y recalcó: "En estas condiciones era muy arriesgado proseguir la ascensión y junto a los coreanos decidimos bajar al campo base, dejando material y comida en los de altura para el segundo intento".

El Shisha se resistió ayer a los alpinistas. Pero Pasaban no ha renunciado e insistirá en el que tiene que ser su noveno ocho mil. Si así fuera igualaría la marca de la austriaca Gerlinde Kalterbrunner y de la italiana Nives Meroi. Edurne descansará dos o tres días, tiempo previsto para que el viento amaine, y atacará de nuevo la cima. Y en esta ocasión, con una mejor aclimatación.

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