El mes de la espiritualidad
Jóvenes musulmanes inician en Granada el Ramadán, una festividad con propósitos similares a la Navidad
Tal vez la festividad más parecida al Ramadán que tenemos en España sea la de la Navidad, por su capacidad de hacer reflexionar a creyentes y no creyentes mediante un clima en el que la familia y los buenos propósitos suelen envolverlo casi todo. A eso, en los países desarrollados se le añade el mercado. Algo inevitable que se produce en menor medida en otros rincones del planeta.
El Ramadán es uno de los pilares del Islam. Basado en el ayuno como abstinencia total, no sólo prohíbe comer durante el día, sino también tener relaciones sexuales, mentir, ofender o ser injusto. Todo un puñado de sacrificios y de buenos propósitos. Este ayuno, obligatorio para todos los musulmanes adultos que no hayan visto mermadas sus capacidades físicas o mentales, es uno de los mayores lazos de unión de toda la comunidad musulmana.
Pese a su importancia, durante los últimos tiempos la globalización y el contacto con otras culturas han hecho que el Ramadán y otras muchas costumbres religiosas se hayan "relajado" de alguna manera. Los jóvenes lo practican en su mayoría, aunque es cierto que no siguen todas las normas que impone el Corán para estas fechas.
De la amplia comunidad islámica que vive en Granada sus estudiantes universitarios son una amplia colonia. En su mayoría optan por carreras de ciencias, siendo Farmacia la más elegida.
Houda Lemkhir (27 años), Imane Nassiri (26), Rachida Aslimani (24) y Meryem Alaoui (25) dejaron su país para recibir en la Universidad de Granada una formación que consideran prestigiosa, pero tienen claro que eso no implica olvidar sus tradiciones, renunciar a su religión o ignorar los ritos. Con la llegada del Ramadán se preparan para unas fechas que consideran muy especiales y en las que encuentran valores reivindicables desde cualquier cultura. "El Ramadán es un mes que se ofrece a Dios en el que se experimenta lo que es el hambre, para acercarnos de ese modo a los que nada tienen", asegura Imane.
En España, con nuestra visión limitada de las costumbres islámicas, concebimos el Ramadán como un ayuno diurno a modo de ofrenda. Es cierto que la ofrenda existe, pero el rito va mucho más allá. "Está dedicado al lado espiritual de las personas. No se debe mentir, hay que ser amable, hay que tratar de ayudar al próximo y dar de comer a todo el que lo necesite", explica Houda, que preside en España la Asociación de Mujeres Hispanomarroquíes.
El modo de implicación en los diversos postulados del Ramadán viene impuesto por uno mismo. No todo el mundo cumple todas sus normas. "Yo, particularmente, sí lo hago. Trato de vivirlo igual que en mi tierra pero es difícil", asegura Miryem, que echa de menos a su familia en unas fechas tan especiales. "Durante el mes de Ramadán existe la costumbre de cenar todos juntos en casa. Todo es diferente, es algo que se respira en la calle. Después de cenar encendemos la televisión para ver programas especiales. La televisión de Marruecos se pasa todo el año preparando sus mejores programas para emitirlos en estas fechas. Por eso hay gente que fuera de sus países relaja sus costumbres, porque no existe ese ambiente que lo envuelve, aunque acabo de instalar una parabólica para que todo sea lo más parecido posible", cuenta la joven.
Pero como cualquier otro sacrificio, el del ayuno también tiene sus dificultades. "Estás todo el día tirado. Si tienes un examen por la tarde la verdad es que no llegas en muy buenas condiciones, pero no podemos quejarnos, quienes trabajan lo tienen mucho más difícil", asegura Meryem, consciente de que son muchos los inmigrantes que hacen un esfuerzo extra para poder compatibilizar sus trabajos con sus tradiciones.
Horario laboral
En Marruecos, y en la mayoría de países musulmanes, con la llegada del noveno mes lunar se varía el horario laboral. En España esta solución parece inviable laboralmente. "No podemos pedirle a España que atienda esta situación porque en Marruecos no adaptamos nuestros horarios para los cristianos ni para los judíos. Es así de simple. Con el paso del tiempo tal vez podamos llegar a este tipo de acuerdos", asegura Houda, que desde hace años dirige diversas iniciativas que tienen como objetivo un mayor acercamiento entre España y Marruecos desde una perspectiva llena de esfuerzo y sensatez.
Pero volviendo a la relajación de las tradiciones que se vienen produciendo en los últimos años. La evolución, según las jóvenes, tiene unos niveles de progreso parecidos a la que se está viviendo en España. Son muchos los jóvenes que reconocen la confesión musulmana pero que no asisten a las mezquitas, o no siguen todos los preceptos coránicos. "Una encuesta reciente afirma que el 75% de las mujeres de Marruecos no son vírgenes y que el 64% de las parejas fuera del matrimonio mantienen relaciones sexuales", afirma Houda, que opina que entre la comunidad musulmana que hay en España esos porcentajes son mucho mayores.
Por el contrario, Meryem cree que los datos de esta estadística son un poco exagerados. "Es cierto que hay quienes ya no ayunan o no rezan, pero no creo que sea lo normal, o más bien es transitorio. Hace dos años, por una cuestión de fe, para sentirme más próxima a Dios, decidí ponerme un pañuelo. Hoy ya no lo llevo pero sigo conservando la misma fe, sigo siendo la misma, no creo que nada haya cambiado", asegura Meryem.
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