Capello mima a Ronaldo
La recuperación del delantero transforma la fisonomía del Madrid
En dos semanas Ronaldo estará listo para jugar con el Madrid, completamente recuperado de la operación de rodilla a la que se sometió en julio. Su reaparición es inevitable y el vestuario se inquieta como esas comunidades de mamíferos que perciben el terremoto antes de que se produzca. Ayer Ronaldo se entrenó con el resto de sus compañeros y en el partido en campo reducido se movió con una ligereza sorprendente para su tamaño. Daba dos zancadas, tiraba a gol, y era gol. Como dice uno de los técnicos: "Incluso ahora, que le falta un mes para estar en su pico, tiene una arrancada que te deja clavado".
Una escena típica en la vida de Valdebebas durante el pasado mes de agosto contenía a Ronaldo haciendo series de velocidad bajo la supervisión del recuperador físico del club, José Luis San Martín. El martes 5 de septiembre, el primer día de trabajo después de que venciera el plazo del mercado de fichajes, Ronaldo terminó sus ejercicios y atravesó el campo con el cuerpo empapado de sudor. Pasó socarrón junto a sus compañeros, que jugaban un partido al ritmo de los gritos de Capello, y se recostó en un asiento a mirar el entrenamiento con una sonrisa complaciente. Atraídos por su presencia Beckham y Emerson se sentaron a su lado con la esperanza de echar unas risas. En esto Ronaldo nunca les falla: Beckham y Emerson comenzaron a reírse ruidosamente.
El brasileño se entrena para completar 80 esfuerzos de entre 15 y 20 metros por partido
El barullo atrajo la atención de Fabio Capello. El técnico dilató las fosas nasales como un animal salvaje, husmeó el aire, y se aproximó a la ronda con sigilo. "¡David!", señaló a Beckham; "¡Puma!", le gruñó a Emerson. Los dos interpelados huyeron como mascotas asustadas por el amo. Y entonces se quedaron frente a frente Ronaldo y Capello. Al fin solos, después de un agosto en el que los rumores se cruzaron en todos los sentidos. Por un lado circularon las voces que decían que Capello quería venderle por incompatibilidad de caracteres. Por otro, se extendió la versión de que era Ronaldo quien deseaba exiliarse en Italia, espantado ante los métodos castrenses del nuevo técnico.
Ese 5 de septiembre, sentados frente a la puesta de sol, Capello y Ronaldo iniciaron un idilio bendecido por las necesidades acuciantes del entrenador. Capello, que de sandio no tiene un pelo, detectó durante la pretemporada -y lo confirmó en el debú del Madrid en Liga, contra el Villarreal- que para que su maquinaria tenga sentido necesitaba algo que sólo Ronaldo puede brindarle. La magia de la pegada. Un goleador.
Este verano Ronaldo tuvo la sensación de que en el Madrid hay gente que quiere despacharle para hacer dinero. De lo que no duda es de que Capello siempre le quiso a su lado. Desde que regresó de Brasil, convaleciente de una operación en la rodilla izquierda para limpiarle unas adherencias que le molestaban, el entrenador siempre se interesó por el delantero y le pidió que bajara de peso y trabajase duro.
Durante un mes y medio Ronaldo se entrenó en doble sesión de mañana y tarde. La cirugía le provocó una inhibición muscular que le restó mucha fuerza. Los especialistas que le han tratado explican que para reestablecer a un velocista como el brasileño hay que actuar con sumo cuidado antes de hacerlo correr porque, de lo contrario, la potencia de sus músculos puede actuar en su contra provocándole lesiones.
Ronaldo fue sometido a continuos test isocinéticos para medir la fuerza de sus grupos musculares y así evitar desequilibrios entre los extensores y los flexores de la pierna operada. Al principio esta diferencia estaba muy acentuada. Ronaldo no pudo entrenarse en el campo hasta que no reequilibró su musculatura con pesas.
Una vez sobre la hierba hizo un trabajo aeróbico de alta intensidad para trasladar la fuerza a situaciones similares a las que encontrará en competición. Se preparó para poder completar unos 75 esfuerzos de entre 15 y 20 metros (realizados en dos o tres segundos) por partido. El objetivo ha sido lograr una recuperación lo más rápida posible de cada uno de estos esfuerzos, en los que su corazón alcanza hasta 195 pulsaciones. Para conseguirlo, ha debido bajar de peso y reducir grasa corporal. Como dicen los técnicos: "A menos peso, menos consumo de oxígeno y mayor fuerza relativa. A menos peso, recuperación más rápida".
Ronaldo ya no tiene molestias.Sus compañeros han sido testigos de su entusiasmo creciente, alentado por Capello, que, dicen, "lo mima". Al jugador le hace feliz la demostración de aprecio. Está de buen humor. Pronto se verá en una lista de convocados. Tal vez contra el Atlético, o contra el Barça. Entonces la delantera del Madrid registrará algo parecido al efecto dominó.
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