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Crónica:Fútbol | Tercera jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

D'Alessandro desmonta al Mallorca

El argentino, decisivo en la victoria del Zaragoza sobre un adversario con uno menos por expulsión

Jordi Quixano

El Zaragoza agradeció sobremanera la tarjeta roja que le mostró el colegiado a Varela, del Mallorca. Hasta ese momento el conjunto balear se impuso tácticamente gracias a un impecable planteamiento de su técnico, Gregorio Manzano. Pero acabó perdiendo. D'Alessandro, revoltoso e incisivo, tiró de habilidad para reventar la zaga rival. El argentino fue el único cabo suelto que se dejó Manzano. Eso, y la marcha de Varela a la ducha antes de tiempo.

Gregorio Manzano le buscó las cosquillas al Zaragoza desde la pizarra; prescindió del medio centro Basinas en detrimento de dos medias puntas. Una apuesta tan arriesgada como lógica. Víctor Fernández juega con un 4-4-2 en rombo que deja un tanto descuidada la medular cuando toca defender. Por mucho que Zapater se desdoble y barra por doquier en el mediocampo.

ZARAGOZA 2 - MALLORCA 0

Zaragoza: César; Diogo, Sergio, Gaby Milito, Juanfran; D'Alessandro, Zapater, Aimar (Longás, m. 82), Óscar (Movilla, m. 55); Diego Milito (Sergio García, m. 10) y Ewerthon. No utilizados: Miguel, Lafita, Celades y Piqué.

Mallorca: Prats; Varela, Nunes, Ballesteros, Fernando Navarro; Jonás Gutiérrez, Pereyra, Ibagaza (Basinas, m. 82), Arango (Jordi, m. 57), Pisculichi; y Maxi López (Víctor, m. 65). No utilizados: Moyà, Ramis, Basinas, Jankovic y Dorado.

Goles: 1-0. M. 57. Ewerthon empuja una asistencia de Sergio García. 2-0. M. 79. Sergio García aprovecha un pase de D'Alessandro.

Árbitro: Pérez Lima. Amonestó a Diogo, D'Alessandro, Varela, Óscar, Sergio, Pisculichi y Víctor. Roja directa a Varela (m. 36).

Unos 25.000 espectadores en la Romareda.

Así, con dos trescuartistas como rivales, los interiores aragoneses tenían miedo a la hora de recorrer la banda, porque dejaban desguarnecida su zona. Y correr hacia arriba con el rabillo del ojo puesto en la espalda no es fácil. Más aún si los talentosos Arango e Ibagaza, tras recibir el balón, salían como cohetes para armar el contragolpe. Pero ni Maxi López estuvo entonado, ni la dulce y deliciosa zaga blanquilla ofreció fisuras. El Mallorca llegó, cercó y apretó. Aunque no asfixió. Todo esto, sin embargo, se desbarató cuando Pérez Lima le enseñó una roja directa a Varela por derribar a Pablo Aimar.

A Manzano sólo se le escapó como frenar la vocación ofensiva natural de D'Alessandro, anoche interior por la derecha al más puro estilo cruyffista, que situaba a los medios en el costado opuesto a su pierna para que recortaran hacia el interior y o bien asistieran con un pase interior, o bien chutaran a puerta. Recorte por aquí, recorte por allá. El Cabezón, a falta de la inspiración de su compatriota Aimar y de las recurrentes paredes, se puso los galones de comandante. Hasta en cuatro ocasiones probó los reflejos del meta del Mallorca, Prats. En una falta, el balón lamió el poste. Pero al menudo argentino le faltó un aliado cerca del área. Ewerthon no supo leerle las intenciones y Sergio García tardó en encontrar su sitio en el campo.

Con superioridad numérica, el Zaragoza, siempre cómodo con el balón entre los pies, retomó el juego atractivo. Movilla levantó la cabeza, encontró a Sergio García y, éste, generoso, le regaló el gol a Ewerthon. Después, D'Alessandro le ofreció un tanto en bandeja a Sergio García. Anoche, el Cabezón se ganó definitivamente la confianza de su técnico, la adulación y veneración del público y el respeto del balón. El Zaragoza, el partido.

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