... Y Landis, de discoteca
El frente contra los acusados de dopaje se activa a toda máquina mientras el estadounidense se pasea por Madrid
El mundo se derrumba a su alrededor y Floyd Landis..., de discotecas. Así pensaron los ciclistas que, aprovechando que la Vuelta ya se había terminado prácticamente para ellos, aprovecharon que llegaban a Madrid para darse un garbeo y se lo encontraron de madrugada junto a su compañero de equipo Miguel Ángel Martín Perdiguero en animada disposición en una céntrica sala de fiestas. "Estoy aquí porque no tengo nada de lo que esconderme. Y mañana [ayer] me pasaré por la salida de la contrarreloj para saludar a los colegas", les dijo Landis, cuyo triunfo en el último Tour está en discusión después de dar positivo por testosterona. "Pues que venga", decía, mientras ajustaba las últimas medidas de su cabra, Óscar Pereiro, el gallego que sería considerado ganador de la ronda francesa si Landis es sancionado; "tiene todo el derecho del mundo y no ocurre nada". Pero Landis no se pasó. Una llamada telefónica de un amigo tuvo como respuesta un ronquido, un aún estoy dormido y eso es muy pronto. "Seguramente me pasaré el domingo [hoy] por la Cibeles al mediodía", le prometió.
Landis, que reside habitualmente en California, se encuentra en Madrid porque en la capital de España ejercen dos de sus abogados y con ellos está dando los últimos toques a un informe de más de 300 folios que, según su defensa, demuestra claras irregularidades y errores analíticos del laboratorio de París que efectuó el análisis y el contraanálisis que confirmó el positivo por testosterona. Según anunció hace semanas, el núcleo técnico del informe que supuestamente prueba su inocencia está elaborado por el toxicólogo holandés Douwe de Boer, el mismo que asesoró al ciclista vasco Iñigo Landaluze, también positivo por testosterona, cuyo caso se encuentra en el Tribunal Arbitral del Deporte (TAS) tras haber sido archivado por la federación española. En el informe Landis, De Boer utiliza argumentos similares a los usados en el informe Landaluze.
No son José María Buxeda y Luis Sanz, los letrados madrileños da Landis, los únicos abogados cuyos despachos rebosan estos días de papeles relacionados con el dopaje. El otoño es época de denuncias, querellas y reuniones. Un juez ha admitido a trámite una denuncia de Manolo Saiz contra Rafael Blanco, director general de Deportes, a cuenta de unos papeles de la Operación Puerto; un grupo de ciclistas ha denunciado a Eugenio Bermúdez, secretario de la federación, por otros papeles. Y ayer, mientras Landis se recuperaba y Vinokúrov ganaba la Vuelta, Jaime Lissavetzky, el secretario de Estado para el Deporte, se reunía durante más de tres horas con los directivos de la federación, que recibieron su apoyo, el mensaje de que los poderosos no doblarán su brazo, y le anunciaron que la próxima semana comenzarán a abrir un expediente sancionador a las decenas de ciclistas implicados en la Operación Puerto, algunos de los cuales estaban por allí y hablaron con Lissavetzky.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.