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Rato reparte el poder dentro del FMI al dar más peso a China y México

El organismo inicia una reforma de los derechos de voto con mayor poder para España

El director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Rodrigo Rato, empieza a remover los cimientos de la institución con el fin de modernizarlo. El primer paso es modificar el reparto de poder entre sus 184 miembros. La asamblea de gobernadores del FMI decide este fin de semana dar más voz a China, Corea del Sur, Turquía y México. El proyecto culminará dentro de dos años según lo previsto, en una redistribución más amplia de los derechos de voto de cada país en los órganos de Gobierno del FMI. España saldrá beneficiada y puede pasar de tener el 1,4% a cerca del 2%.

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El pasado abril, Rato recibió el mandato de los miembros del FMI para impulsar la reforma más revolucionaria de una institución que, 52 años después de su nacimiento en Breton Woods, corre el riesgo de quedar desfasada. La reforma de las cuotas que determinan el poder de cada miembro es, quizás, el punto más destacado de la denominada "estrategia a medio plazo", que pretende sacar al Fondo de su inmovilismo y acercarlo a una realidad económica que tiene poco que ver con la de tan sólo hace una década.

"Todos sabemos que el mundo está evolucionando rápidamente, y para que el FMI siga siendo eficaz y creíble, debemos cambiar para servir a nuestros miembros", declaró ayer Rato, en la presentación de las reuniones que este fin de semana mantendrán los órganos de Gobierno del Fondo.

Reparto desfasado

Pero ese cambio no será radical. El pasado 31 de agosto, el Consejo Ejecutivo del FMI aprobó proponer a la asamblea de gobernadores, que se celebrará el próximo lunes, un primer aumento del poder de decisión de China, Corea del Sur, México y Turquía. Se trata de los cuatro países cuyo crecimiento económico ha dejado desfasados sus derechos de voto, tal y como se calculan en la actualidad. El peso de cada país dentro del FMI se decide según una oscura fórmula ideada al nacimiento de la institución, que contempla cuatro variables: el PIB de cada país, su apertura exterior, su volumen de reservas y la volatilidad de los flujos de capital que recibe.

Además de los derechos de voto, las cuotas determinan la aportación financiera que cada país debe realizar al Fondo y el importe máximo que éste puede prestar a cada miembro. Las cuotas se someten a revisión cada cinco años y cualquier decisión debe contar con un respaldo del 85% de los votos. La última se llevó a cabo en 2003, pero entonces no se hizo ningún retoque. El último aumento de cuotas fue en 1998.

Los cuatro países citados aumentarán sus derechos de voto en un 1,8% en conjunto, porcentaje que cederán los demás países (las cuotas sólo pueden sumar un 100%). Este primer paso puede parecer simbólico, pero Rato quiere una reforma más profunda y aspira a encontrar una nueva fórmula "más simple y más transparente" para el cálculo de porcentajes. Según la propuesta presentada a la asamblea por el Consejo Ejecutivo del FMI, cuyo proceso de aprobación se cerrará el lunes, el futuro cálculo deberá "contemplar adecuadamente la posición relativa de los miembros en la economía global". Más concretamente, el PIB debería pesar mucho más.

El ex ministro de Economía español quiere tener una nueva fórmula en otoño de 2007, y una nueva distribución de cuotas un año después como muy tarde.

A partir de aquí, la pelea está servida. Una fórmula que pondere más el PIB favorecería, desde luego, a China, algunas economías asiáticas y a España, entre otros. En la actualidad, España cuenta con un 1,41% de los derechos de voto. Pero su PIB, 1,12 billones de dólares en 2005, según datos del Banco Mundial, es similar al de Canadá, cuya cuota de poder es del 2,94%. En esta asamblea, España respaldará la postura de la UE: "Aprobar el aumento de cuotas de la primera fase y que, en una segunda fase, los países comunitarios infrarrepresentados, como España o Irlanda, sean tratados exactamente igual que otros no comunitarios también infrarrepresentados", señalan fuentes del Ministerio de Economía.

El Gobierno español no tiene un objetivo preciso para elevar su cuota, pero reconoce que, con una fórmula más basada en el PIB, y que tenga en cuenta la apertura de la economía española "estará más cerca del 2% que en la actualidad".

Por el contrario, perjudicaría, por ejemplo, a Bélgica, Holanda o Canadá. La cuota de China es del 2,94%, a pesar de que su PIB alcanza los 2,23 billones de dólares, y es seis veces superior al de Bélgica, que cuenta con un 2,13% de los derechos de voto del FMI. El caso de México también es llamativo, ya que tiene un poder de decisión del 1,2% en la actualidad, con un PIB de 768.000 millones de dólares, mientras Holanda, con 595.000 millones, cuenta con el 2,38%. El fuerte componente exterior de las economías belga y holandesa explica el elevado poder con el que cuentan, según la fórmula actual.

Rodrigo Rato, en una rueda de prensa en la asamblea anual de gobernadores del Fondo Monetario Internacional.
Rodrigo Rato, en una rueda de prensa en la asamblea anual de gobernadores del Fondo Monetario Internacional.EFE

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