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Fútbol | Liga de Campeones
Columna
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Talento sin espíritu de equipo

Ha vuelto por fin el fútbol. Empezaron todas las competiciones, la Liga y la Champions. El Madrid cambió mucho en verano: presidente, junta, entrenadores y al final algunos jugadores. Gastó un montón de dinero con la esperanza de ganar algo o todo. Ficharon un entrenador ganador como Capello y jugadores importantes y famosos como Cannavaro, Emerson, Diarra y Van Nistelrooy, y se quedaron casi todos los cracks, salvo Zidane. Tiene una plantilla larga como nunca, poderosa y provista de estrellas, y atrás todo un club que tiene una historia única y una afición con hambre de éxitos después de tres años pobres. Es el gran desafío de Capello. Tiene quizá los mejores talentos, pero hasta hoy ese grupo sólo se ha transformado en un equipo algunas veces, tanto en el espíritu como en el juego.

Será fundamental que Capello sepa buscar la armonía y la estima entre el club, los entrenadores y los futbolistas. Que todos los jugadores tengan comportamientos profesionales de alto nivel, que demuestren amor por el trabajo y por la camiseta que llevan, que tengan una responsabilidad total y que piensen antes en el equipo y después en ellos. Si es así, el trabajo de Capello será más sencillo y el Madrid podrá ser una máquina y quizá jugar un buen fútbol. El domingo ganaron fácil contra un Levante débil y desafortunado de mi amigo López Caro, y el miércoles perdieron contra un formidable Lyon. El Real sufrió un repaso total, pero no hay que criticar, sino permitir a Capello trabajar con tranquilidad. Fue una mala noche, hay que olvidarla y que los jugadores continúen trabajando con empeño para crecer. El Lyon está en mejor forma física, tiene un equipo que juega junto desde hace mucho tiempo y, por lo tanto, tiene un juego y una organización de alto nivel que mejoran las individualidades. Contra el Madrid todos los jugadores parecían fenómenos y algunos como Govou, Malouda, Fred, Juninho, Cris y Abidal, más que fenómenos. Hay que olvidarlo y esperar que dentro de un mes las cosas cambien.

El Barça del amigo Rijkaard empezó la Liga de manera poco brillante y perdió de mal modo la Supercopa de Europa. Pagó, quizás, una pretemporada con demasiado marketing y gira. Pero pronto recuperó la condición física y psicológica ganando fácilmente a Osasuna y en Champions contra el Levski. Creo que el peor rival para ellos podría ser la soberbia y un bajón de motivaciones, más allá del Real Madrid y el Valencia. El Barça, y lo digo con pena por el amor que tengo hacia el Real Madrid, tiene un colectivo fantástico, que ayuda a los talentos a ser mejores y a expresar al máximo las individualidades. Es un equipo verdadero en el espíritu y en el juego, se ayudan, colaboran, juegan de memoria, juegan bien con el balón y sin él, saben colocarse bien en fase de defensa y desmarcarse en fase de ataque.

Ver jugar al Barça da alegría, es como una sinfonía musical. Se juntan la fantasía del juego colectivo con fantasías individuales y conocimientos del fútbol total. Hay que decir que el club, Rijkaard y los jugadores están haciendo algo extraordinario. Si saben continuar así, entrarán en la historia del fútbol mundial como uno de los equipos más divertidos de todas las épocas. Hay que congratularse también por el club, por el regalo a Unicef. Ha sido una cosa maravillosa.

En la Liga empezó muy bien el Sevilla, quizá el más en forma de todos, ya matador del Barça en la final de la Supercopa, un equipo bien organizado y equilibrado, con una buena condición física, una fuerte motivación, un buen sentido del colectivo y jugadores que están aumentando de nivel, como Alves, Renato, Jesús Navas, Kanouté y el fichaje de Poulsen, un óptimo jugador.

Otro equipo que empezó bien fue el Valencia. Gastó bastante dinero en los fichajes y quiere ser el rival del Barça y el Madrid, pero todavía hoy no tiene la calidad individual de ellos, aunque tenga óptimos jugadores. Ganó contra el Atlético de Madrid con suerte y al Olympiakos con mérito, demostrando la buena organización en fase de defensa y jugadores interesantes como Albiol, Gavilán y Villa.

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