"¿Y cómo apagamos esto?"
Los bomberos subieron a pie 43 pisos de la torre Espacio para atajar las llamas a 140 metros de altura
Un total de 50 bomberos subieron a pie 43 pisos, cargado cada uno de ellos con 20 kilos de material, para poder alcanzar las llamas de la torre Espacio, el edificio en obras que en la noche del pasado lunes se incendió y que será el cuarto más alto de la ciudad cuando esté acabado. No existen escalas tan altas para llevar el agua hasta los 140 metros de altura, la base de las llamas que ardían en el rascacielos. Según los expertos, los edificios, sobre todo los altos, "se apagan desde dentro". La normativa sólo obliga a las constructoras a instalar medidas de seguridad antiincendios cuando los rascacielos están finalizados. Sindicatos y oposición coinciden en que algo falla, si bien la normativa regional y municipal es tan estricta, o más, que la de Nueva York, por ejemplo.
La plaza de Castilla estaba a rebosar. Miles de madrileños aguardaban la llegada de los jugadores de la selección de baloncesto. En la zona norte de la ciudad había un importante dispositivo de seguridad y muchas calles estaban cortadas. Hasta allí habían llegado también los máximos responsables de los servicios de emergencias. Nadie sospechaba que detrás del escenario donde se subirían los campeones del mundo iba a arder Torre Espacio, la más alta de la ciudad en estos momentos -los otros tres rascacielos que se construyen junto a ella la superarán en altura cuando termine su construcción-.
Pasaban unos minutos de las once de la noche cuando Alfonso del Álamo, director general de Emergencias, fue alertado. "Mira, parece que en esa torre hay fuego". Del Álamo realizó una llamada al MO (el oficial de sala). "¿Sabéis algo de un fuego en una de las torres de la Ciudad Deportiva?". "No", respondió el oficial Pedro Gallardo. Pero Gallardo no se quedó tranquilo y activó el protocolo de emergencias. De acuerdo con Juan Padilla, el jefe de bomberos de guardia, decidió mandar los primeros equipos a la zona.
A las 23.19, entraba en la sala de emergencias la primera llamada telefónica. "Hay un fuego en una torre de la Castellana", comunicó un ciudadano. A las 23.30, ya estaban situadas junto a la torre dos escalas, tres bombas y 36 bomberos. Las llamas en esos momentos eran grandes y observadas por las 100.000 personas que se encontraban en la plaza de Castilla y por millones de telespectadores que seguían la fiesta del baloncesto.
A la llegada de los primeros medios, surgieron las dudas. "¿Y cómo apagamos esto?" La misma pregunta se hacían todos los que se acercaban hasta allí. Juan Padilla, el jefe de bomberos, tuvo que encontrar la respuesta. No había una escala que llegara hasta el piso 43 y tampoco una manguera de esa longitud.
"Lo primero que hicimos fue enviar a un grupo de bomberos arriba para que valoraran la situación", explica Del Álamo. "Nos confirmaron que el fuego estaba en la planta 43". Y hasta allí debía llegar el agua. Torre Espacio no tiene ninguna medida contra incendios porque está en construcción y la normativa no lo obliga durante las obras. Los bomberos, además, no disponen de medios para llevar tan alto el agua. "Tendremos nosotros que llevar las mangueras hasta arriba a pie", sentenció Padilla.
Los cálculos comenzaron. Un bombero tardaría en subir 43 pisos una media hora, ya que además de tener que cargar con 20 kilos de material, debería salvar los obstáculos propios de un edificio en construcción.
Las otras cuentas que se hacían eran cómo montar una manguera tan grande (140 metros). Los bomberos unieron diferentes tipos de material. "Empezamos con mangueras de 70 milímetros, a las que unimos otras de 45 y otras más de 25 [para lograr presión]", explica Del Álamo. "Pero cuando dimos presión, el agua se perdía por las uniones [por exceso de presión para salvar los 140 metros de altura]".
Eran las doce y media de la noche y las llamas de Torre Espacio eran espectaculares. Ese fue el momento de mayor preocupación y cuando se valoró la posibilidad de utilizar un helicóptero cedido por la Comunidad. El alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, dio media hora de plazo: si en ese tiempo el fuego no estaba controlado, se usaría la aeronave.
Un helicóptero
Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad, ofreció el helicóptero. Los técnicos advirtieron del peligro de trasladar agua con el aparato por los tendidos de alta tensión que hay en la zona.
Los bomberos volvieron a unir entonces las mangueras. En este caso, conectaron tramos de 70 milímetros con otros de 45. Alguien desde arriba gritó: "Esto funciona". Las llamas comenzaron a remitir. Aún así, hubo otro momento de peligro cuando el encofrado de la planta 43 comenzó a derrumbarse y los bomberos tuvieron que protegerse en pisos inferiores.
A las tres de la mañana, la situación estaba controlada. A las cinco, el fuego apagado. A las siete, se retiraron las últimas dotaciones.
Los trabajos de construcción de la torre quedaron ayer paralizados. Por la mañana, junto al edificio sólo estaban los máximos responsables de la obra y algunos empleados de prevención de riesgos laborales. Las grúas retiraban los restos carbonizados del encofrado de madera que ayer ardió y que llegó a alcanzar temperaturas superiores a los mil grados.
Esta información ha sido realizada por Mábel Galaz, Susana Hidalgo y Daniel Verdú.
"Era imposible que se derrumbara"
El estudio de arquitectura que se encarga de la construcción de la torre Espacio es Pei Cobb Freed & Partners. El socio fundador es el arquitecto chino Ieoh Ming Pei, autor de varios rascacielos, entre ellos el World Trade Center de Barcelona o la pirámide de cristal del Louvre.
A pesar de dar nombre al estudio, este arquitecto está retirado y no se encarga de los proyectos. El responsable de la torre Espacio es el arquitecto de origen español José Bruguera.
Éste se encontraba ayer en Nueva York, donde se enteró del suceso. Bruguera no considera que existiera riesgo de desplome en ningún momento. "El edificio posee una estructura de hormigón muy consistente que tiene una enorme resistencia al fuego. Era totalmente imposible que se derrumbara".
Los rascacielos no forman parte de la tradición arquitectónica de Madrid. Pero Bruguera considera que eso no convierte a la capital de España en un sitio poco preparado para su construcción y su seguridad. "La normativa de seguridad para los rascacielos en Madrid es casi más estricta que la de Nueva York", explicó.
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